En Delta Amacuro, el trabajo de los operadores del sistema eléctrico es constante y silencioso. Las 24 horas del día, los 365 días del año, hay personal de guardia atendiendo llamadas, revisando mensajes por las redes sociales como Telegram y WhatsApp, y gestionando los reportes que ingresan al sistema.
Detrás de cada reclamo por apagón, hay un protocolo técnico y humano que muchas veces pasa desapercibido.
Una fuente cercana a este medio de comunicación explica que el principal desafío de Corpoelec no es solo la cantidad de reportes, sino el momento en que se hacen. “Muchas personas llaman cuando ya tienen tres o cuatro horas sin luz, pero si no reportan en el momento exacto en que se va la electricidad, no se puede verificar ni registrar el tiempo real del corte. Para Corpoelec, el conteo comienza desde que el reclamo entra al sistema”, aclara.
Ese detalle técnico es clave para entender cómo se priorizan las respuestas. “Si alguien llama a las 6:45 p.m., aunque haya estado sin luz desde las 3 de la tarde, el sistema registra el inicio del reclamo desde las 6:45 de la noche. No es por falta de voluntad, sino por cómo está estructurado el protocolo de atención”, destacó el ciudadano.
Además, destaca que el equipo trabaja con corriente eléctrica y debe cumplir medidas de seguridad antes de intervenir. “No es simplemente decir dale rápido, hay que colocar suplementos de seguridad, evaluar el circuito y garantizar que el personal esté protegido”, dijo.
No obstante, otro punto que genera confusión entre los operadores de Coorpoele es la forma en que se reportan los apagones. “Muchas veces los reclamo lo hace un vecino, un primo, alguien que no vive en la zona afectada. O se menciona una calle distinta, cuando en realidad es el mismo circuito que está fuera de servicio”, añadió.
También se ha estado invitando a los comunicadores y medios locales a investigar más a fondo antes de publicar denuncias. “Siempre se habla de el mismo circuito, pero hay varios”.
También expresa que la empresa de electricidad en el Delta, más allá de algún apagón, hay un sistema que intenta responder con responsabilidad, seguridad y eficiencia. El personal de Corpoelec le habría dicho que, aunque la frustración del ciudadano es comprensible, también lo es el esfuerzo de quienes, desde la sombra, mantienen encendida la esperanza de mantener la electricidad.
