Leonardo llegó a ver, incluso, a su novia cruzar frente a él, pudo haberla chocado, pero condujo hacia un lado en cuestión de microsegundos.
Eran las 10 de la noche de un domingo de 2023. Leonardo, un chamo de 25 años de edad, regresaba de visitar a su mamá en Rómulo Gallegos de Tucupita. Manejó su carro con normalidad hasta que un hecho que lo aturde cuando lo recuerda, lo cambió todo.
Avanzó por la Av. Guasima sentido al centro de Tucupita, y justo en la esquina, entre la clínica Podelca y la residencia de gobernadores, miró cruzar a lo que él aseguró era su novia.
“Era la jeva, (novia en el argot popular venezolano) de pana, o sea, era ella cruzando por ahí, pero como que se me atravesó rápido y no pude detallarla así bien, pero era ella, porque la conocía”, dijo Leonardo.
Cuando echó el carro a un lado, se saltó varios brocales y arboles pequeños de adornos, pero pudo frenar para no avanzar entre otros obstáculos. Su carro echó humo desde la parte del motor.
Él estaba bien. De hecho, el susto por el accidente había pasado a segundo plano de interés. Ahora por su cabeza solo corría la imagen de su novia, lo admitió sin vacilar.
“Yo sí estaba asustado por el desvío, pero no me explicaba lo de la jeva”.
Bajó del carro rápidamente, corrió unos metros atrás, pero no halló a ninguna mujer. Se asomó por la calle de la Podelca y no vio a nadie, corrió incluso hacia la siguiente calle y tampoco vio a nadie. Apenas unos perros ladraban. Fue allí cuando comenzó a desesperarse, “como a volverme loco”.
Al menos dos carros ya se habían detenido para ver lo que había pasado, ya que el vehículo de Leonardo seguía entre la acera. Él estaba bien, pero totalmente confundido. No había recibido ningún golpe; las dos personas que habían recién llegado, sí. Así que le pedían que se sentara, tomara agua para calmarse.
“Me preguntaban si yo estaba bien y yo les decía que sí, pero yo estaba inquieto”.
Amarraron el carro y lograron sacarlo con facilidad. Lo llevaron a casa y tan pronto Leonardo llegó allá, le escribió a su novia para preguntarle si había estado a punto de ser chocada por un carro, por su carro. Ella dijo que toda la tarde y parte de la noche había estado en casa.
“Sé que no viene al caso, pero a partir de allí tuvimos muchos problemas y terminamos. Fui al psicólogo y todo para terapia por lo que me pasó y por querer salvar nuestra relación. Si ella lee esto seguramente recordará esos días”.
Leonardo no salió herido, al menos no físicamente, pero su corazón, sus sentimientos, sí. Ahora procura no pasar por esa curva peligrosa.
Agradecimientos a Alejandro y Leonardo por haber compartido sus experiencias. Valoramos que hayan colaborado en esta trilogía de relatos, que buscan, entre otros objetivos, crear conciencia al momento de conducir una moto o un carro. Extendemos las gracias a Álex Ramos por llevar a vídeo uno de estos tres relatos. Foto de Frank Medina.
A continuación los relatos anteriores y el vídeo
Las muertes frente a la residencia de gobernadores y las alucinaciones de la gente, I
Las muertes frente a la residencia de gobernadores y las alucinaciones de la gente, II
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