La preadolescente le habría contado con lujo de detalles a la mamá lo ocurrido
Se espera el dictamen de la medicatura forense para corroborar el testimonio de la probable víctima.
El sujeto de 63 años lo habría intentado varias veces, la última, una noche en que se fue la luz, aprovechando la oscuridad reinante.
La sospecha de la madre de oficio doméstica, comenzó el día que prestaba sus servicios en la casa del vendedor informal observando cómo, en determinado momento, la niña que siempre la acompaña, ausente por un rato, corría despeinada a lo largo de un pasillo y el contratante, caminaba detrás acomodándose la bragueta.
A raíz de ello, le reclamó sin mucha convicción hasta que el obsesivo sexagenario, con residencia en la avenida La Rivera, a menos de una semana cruzó la calle ingresando a la vivienda en que alquila la dama de 27 años, viendo con morbo la chiquilla. Esa vez, enardecida amenazó con denunciarlo, logrando que se alejara.
El episodio definitivo tuvo lugar al suspenderse el servicio eléctrico, relatándole la colegiala entre lágrimas, con la incomprensión propia de la edad, las tropelias del aberrado.
Ante la denuncia presentada, Politucupita actuó velozmente, trasladándolo al comando central de calle Bolívar a declarar. El informe de los galenos pondrá punto final a esta historia, determinando el destino del “abusadorcito”.
El Com/J Ángel Romero, presidente del Instituto autónomo de policía municipal, nos pidió paciencia, “antes que cante el primer gallo, sabremos de que calibre fue el daño que infligió a la persona vulnerable, haciendo justicia”.
