Es la sombra que se proyecta con afecto sobre el Delta
Tras el telón, la figura de Yelitza Santaella contribuye a configurar un mejor destino para su tierra natal.
Respetada por Maduro y respaldada por Diosdado, ejerce su apostolado desde el partido de gobierno, simbolizando a través del ministerio, la mujer venezolana.
Con ansias de aportar, va abriendo caminos en el nivel central para que Loa Tamaronis y Asnardo Rodríguez transiten a sus anchas.

Mas allá de la amistad que la une a la gobernadora y el vínculo filial con el alcalde, quiere con ellos, hacer del estado un referente nacional del buen vivir y la dignidad ciudadana.
Acercándose cada vez que puede, con tan solo imaginar que podrá dispensar, en medio de su atiborrada agenda una visita al Delta, experimenta sacudidas en el corazón. No en balde, en Clavellina está enterrado su cordón umbilical y allí nació su devoción a la Virgen del Valle.
Tanto, ante los apóstoles del PSUV como en consejo de ministros, solicitó el mayor apoyo posible para la gestión pública en su patria chica, aspirando embellecerla y modernizarla, cual entidad de avanzada.

Yelitza sentía el imperioso deseo de volcarse con una superlativa disposición de ánimo, dando cuanto atesora dentro de sí, al lugar en que vino al mundo y forjó su personalidad de política suave, dulce y amable.
Como un artista consagrado, añora plasmar su obra maestra en el sublime lienzo de 42.000 km² con agua, selva y sol entremezclados.
Avanti «india» Yela.
