Ildemar Estrada hijo cumple un año más de feliz y venturosa existencia
Sin mucho revuelo, apertrechado con los amigos, arropado por la poesía, acerrojado entre afectos, festejará un nuevo peldaño en la escala del cincuentenario.
Para el bohemio romántico que alguna vez presidió la Republica Escolar del Colegio Sagrada Familia, descolló como piloto en el baloncesto e hizo gala de una inteligencia ágil que le permitía dominar en igual proporción matemática y lengua, serán 24 horas más recubierto por el celofán de regalo en que Dios ha envuelto su vida.
Sin más patria que el querer, norte que el compartir y destino que el corazón de otro ser, este caballero especial, incapaz de hacer daño y libérrimo al amar, se dejará halagar por las decenas de miles de personas que lo conocen en diversos lugares del planeta.
Este 7 de octubre de trámite, como cualquiera de las tantas travesías de luna y sol que tenemos la fortuna de ver hasta recibir el llamado del Señor, el Ildemar múltiple y popular estará disponible para abrazos, besos y, lo primordial, brindis, que plata es lo que falta.
Feliz cumpleaños.
