José E. Cedeño González
El esfuerzo que realizan algunas personas en favor de la actividad deportiva es digno de destacar, sobremanera si el mismo es positivo, en tal sentido, es menester expresar cuanto han sembrado, como parte de las experiencias gratas vivenciadas en esos espacios tan importantes dentro del ámbito social. El fútbol de salón ha tenido entre sus protagonistas hombres y mujeres, que mucho han aportado para que sus congéneres se sientan representados, satisfechos, y atiborrados de alegría por la forma en que se destacan algunos jugadores. Tal es el caso de las hermanas Yudith, Yunitza, y Yuleidis Salazar, que con mucho orgullo destacaron dentro de las competencias femeninas del fútbol de salón en Ciudad Guayana, estado Bolívar.
Cuando el fútbol de salón femenino dio sus primeros pasos en Ciudad Guayana, el Deportivo 17, equipo de la vía El Pao presentó su representación. En dicho quinteto jugaban las hermanas Yudith, Yunitza y Yuleidis Salazar, todas ellas residentes en la comunidad campesina de Pozo Verde, donde comenzaron sus prácticas como salonistas. Las chicas que hoy se destacan en la columna, fueron destacadas salonistas que representaron al estado Bolívar dentro y fuera de la región de Guayana. El talento de mostrado y demostrado por ellas, no sólo se hizo sentir dentro de los rectángulos de juego, sino también fuera de las canchas. Ellas también tenían la particularidad de exhibir cuantiosos y notorios valores representados en la amistad, solidaridad, respeto y cercanía que profesaban con propios y extraños.
El fútbol de salón desarrollado por las hermanas Salazar siempre fue de los mejores, de alta competencia. Quien suscribe el presente espacio fue testigo de la habilidad que desplegaban desde la posición de libero o de lateral por parte de Yudith y de Yunitza, así como también la seguridad demostrada por Yuleidis en el cuido de la portería a fin de evitar la caída de su equipo. A pesar de verlas siempre en las canchas de juego, fueron disciplinadas en la academia, para ello contaron con el apoyo de la Sra. Eucaria, madre de las hermanas Salazar. Son unas campeonas, sus descendientes se sorprenden de verlas en ocasiones con un notable desempeño en el manejo del balón, actividad que ahora hacen de manera recreativa.
Algunos aficionados del fútbol de salón cuando se referían a ellas decían en buenos términos “las carajitas” de Pozo Verde tienen calidad, son difíciles de marcar y están en todas las jugadas. Esas muchachas, conocedoras a fondo del futsal guayanés, se desempeñaron con tal talento, que muchos aficionados las recuerdan claramente, ya que sólo asistían a las canchas a ver el juego que las hermanas Salazar desempeñaban desde que jugaron para Sierra Caroní, Pozo Verde y el Deportivo 17, así como también en algunas oportunidades reforzando otros equipos para competencias fuera del estado, sobre manera en los campeonatos nacionales.
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