Yelitza pasó la mano

Impuso un liderazgo lleno de cercanía y buenas maneras

Los políticos son necesarios y quien piense lo contrario, debe mirar con detenimiento a su alrededor y constatar que está equivocado.

Hace tres años, cuando la deltana asumió la jefatura del ministerio de Educación, la institución era un hervidero de problemas.

Protestas diarias de los docentes a lo largo y ancho del país; reagrupación de las fuerzas sindicales magisteriales y reimpulso de las mismas como punta de lanza de la oposición; la “negra” Elsa en el inconsciente colectivo, cual reencarnación del Comandante y, una sede ministerial en pleno centro de Caracas, con reclamos a diario ante sus puertas.

Aquel panorama sombrío solo podía ser desmenuzado, desmembrado, desacelerado, puesto a remojar y aplacado con la intervención de un o una política.

¿Quién fue la persona escogida para tal fin? Una educadora con rasgos de liderazgo blando; suficiente experiencia en el sector público; antecedentes de haber pasado las verdes y las maduras en un periodo de tiempo signado por la angustia, la frustración y el sufrimiento en una gobernación, como lo fue en Monagas, estado clave del oriente venezolano en la época de la escasez, la hiperinflación y la pandemia.

Esa fue la figura que asumió la conducción de la nómina más superpoblada de la nación y se vio impelida por el alto gobierno a canalizar las inquietudes y problemas, sin lesionar ni mancillar la imagen del proceso revolucionario.

Menuda tarea le tocó y para ello debía hacer uso y acopio de su intenso trajinar durante cuatro décadas en responsabilidades adquiridas en procesos eleccionarios, en calidad de concejala, legisladora, diputada y rectora cuatro veces en dos estados del Poder Ejecutivo, entre otros roles y funciones, a fin de sobrevivir en el intento.

Santaella cumplió, demostró de que madera está hecha y se ganó a pulso, sin dejo de duda, la posibilidad cierta de volver a ocupar la silla dirigencial de algún despacho de gobierno, cuando se la necesite.

Los políticos son necesarios y quien piense lo contrario, que analice.