Entre luces de esperanza
Ser comunicador es, sin pensarlo dos veces, un arte más que un oficio, es tener la tenacidad de ilustrar contextos y colocarlos ante la opinión pública que merece estar informada. Solicito mi derecho a réplica ante este medio Tane Tanae, activo en redes sociales populares y amplias como el Facebook y el Twitter, en virtud que el día miércoles 10 de agosto un autor sin identificarse escribió un artículo titulado: Yánez, incendió la pradera, el cual aparte de temerario, resulta incluso irrespetuoso hacia mi persona, claro, no es de extrañarme, si lo primero que veo al abrir el artículo es la publicidad de una empresa regional, escena que se repite al finalizarlo. Siento entonces que obedece a una pretensión mal sana de ubicarme como factor de perturbación para la Revolución Bolivariana y el estado Delta Amacuro, sin embargo, ni la una ni la otra son exclusivas de una sola persona, no es la Revolución Bolivariana un gobernante que pretende ser dueño absoluto del poder político y hasta del pensamiento de sus conciudadanos, es la Revolución Bolivariana la convicción de generar cambios trascendentales en la población y si, lo decía en el programa en el cual se sustenta el escritor “hay un estancamiento en el Delta” y debo decirlo y no arrepentirme porque nuestro conductor de victorias, presidente Nicolás Maduro, ha bajado líneas muy precisas al respecto, quiere saber del pueblo la verdad y la verdad debemos decirle, nos pide denunciar la corrupción, el burocratismo, las imposiciones, desde cualquier instancia y a eso los convoco, la esclavitud en Venezuela la superamos con un líder llamado Simón Bolívar, la dictadura en Venezuela nuestros estudiantes la derrocaron y la democracia representativa fue abolida por el Comandante Chávez de la mano del pueblo, siendo denominado su máximo líder. Tengo derecho a disentir y tener exigencias altas, eso no me hace traidor, opositor ni escuálido.
Ante la notoria presencia de los elementos que me alejan de una supuesta tutoría que me aluden, puedo significar, como decía Buda “todo cambia, nada permanece para siempre”, tanto es así, que hoy tu escribes a merced de quien un día fue tu inquisidor y pretendes lucir tu habilidad de escribir pintando un dantesco panorama que no existe más que en la mente de los pragmáticos que les aterra la cercanía frecuente de personas con criterio, pues consideran que tienen una única y absoluta verdad, ¿y cómo no? En monólogos permanentes de agresión a todo aquel que piense distinto.
Pudo el autor tomar de mi intervención el llamado al pueblo a participar en alguno de los Movimientos Sociales creados en el Congreso de la Nueva Época para el encuentro, la diversidad, el entendimiento y la anhelada transición al socialismo, de la misma forma aplicarnos individualmente las 3R (RESISTIR-RENACER-REVOLUCIONAR) de mi organización política, el PSUV, eso no lo invente yo, es una necesidad de nuestro gallardo presidente que hoy nos exige cumplir. Me señalan como conductor de un cuerpo amorfo, sin liderazgo visible, a lo que puedo manifestar, que el tema de los liderazgos es que aunque se vilipendien no se pueden ocultar, nos lo mostró Lula recientemente quien fue incluso encarcelado y moralmente señalado, sin embargo, no pudieron matar el amor de un pueblo que a viva voz lo rescató del entramado de mentiras del imperio norteamericano y sus lacayos.
No incendié la pradera… Encendí la esperanza, desprendido de cualquier egoísmo quiero cumplir la solicitud publica y oficial del Presidente, apostaré por los nuevos liderazgos y la reivindicación de los históricos lideres revolucionarios que tienen el deber de Educar a la juventud, a las mujeres, a los educadores, a los Bolivarianos todos, a sentir y disentir, siempre que beneficie al pueblo vestido de Revolución Bolivariana real y verdadera. Y si algo hay para enorgullecerse en Venezuela es de un Sucesor Socialista que se llama Nicolás Maduro y ha dejado la moral de Chávez en alto, al demostrar que si se puede estar cerca del pueblo cumpliendo un legado que aunque no es tarea fácil, va por la ruta que el Arañero de Sabaneta le dejó por transitar, me atrevo a decir que hasta ahora esa hazaña solo la logró Chávez.
Y para finalizar, me habría conformado con que en lugar del artículo anterior hubiese escrito “el Profesor Ramón Antonio Yánez, un hombre cabal, humilde, sencillo, al que le gustan los boleros, las rancheras y es magallanero, es la presentación más corta que me han hecho en la vida pero recoge la esencia de este político que porta ahora, una edad prometida nada menos que en la Biblia “los días de nuestra edad son setenta años y en los más robustos, son 80 años. A mis 81 años bien vividos puedo decirte que amanecerá y veremos”.
Ramon Antonio Yánez
C.I. 1.957.523
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