Joanne Jesús González “El Pimpa González”
Una tarde, en la sede de Radio Fe y Alegría Noticias Tucupita, justo cuando comenzaba el boom del Internet -corría el año 2002- estábamos Naveda y yo curioseando en un chat internacional de España.
Como no sabíamos usar bien esa tecnología, escribíamos con símbolos, y Naveda, además, se divertía poniendo palabras en warao. De pronto, alguien nos escribió:
«¡Estos venezolanos, dejen las gilipolladas!»
Nos reímos muchísimo, aunque no teníamos ni idea de lo que significaba. Al día siguiente fuimos a preguntarle a Paco qué quería decir esa palabra. Cuando nos lo explicó, fue aún más gracioso. Desde ese momento, entre bromas y afecto, él empezó a llamarme “Gilipo” y yo a él también. Así nació ese apodo que nos acompañó durante años.

El compañero de lucha
Nunca dejó de ser ese hermano de batallas. En el año 2004 me mudé a Cumaná, estado Sucre, para arrancar el proyecto de radio Fe y Alegría Noticias en esa ciudad. Años más tarde, enviaba mis reportes radiales desde Cumaná para la Red Nacional de Radios Fe y Alegría, y él los escuchaba allá en Tucupita. Casi no había terminado de hacer el contacto telefónico, cuando ya me llegaba su mensaje de texto:
«¡Yo pensé que era un ‘gilipollo’ el que estaba reportando!»
Lo mismo ocurría cuando lo escuchaba a él en el noticiero o en cualquier programa de la red. Le escribía de vuelta:
«¡Ahora sí es verdad que hablas igualito a un ‘gilipollo’!»
Esa era nuestra forma de decirnos que nos escuchábamos, que nos acompañábamos a pesar de la distancia. Unidos por Fe y Alegría. Siempre me escribía para pedirme que le enviara un saludo o lo llamara cuando él estaba al aire en los programas especiales desde Tucupita. Para él era un orgullo que su amigo lo escuchara. Se emocionaba al presentarme:
“A esta hora tenemos en línea a nuestro amigo ‘El Pimpa González’, desde Cumaná, estado Sucre.”

El warao que enseñaba con alegría
Hace un par de meses, estaba en unas jornadas de trabajo en Sucre. Algunos colegas conocen dos o tres palabras en warao porque Naveda me las enseñó y yo se las enseñé a ellos. Ese día se me olvidó una de ellas y lo llamé por teléfono. Pusimos el altavoz.
Entre risas, nos explicó qué significaba “Yakera” y respondió varias preguntas más. Era un personaje único, un gran amigo y le encantaba hacer traducciones para estos “jotaraos”, como él nos decía, con ese cariño y humor que lo caracterizaban.
Una despedida inesperada
Waraowitu, vuela alto. Descansa en paz, hermano. Hombre honesto, trabajador, rumbero. Siempre te recordaré como un grande que luchó por su gente.
Hoy me impactó leer que te habías ido. Me quedé sin palabras, sin entender cómo alguien tan lleno de vida pudo marcharse tan de repente. Hace más de diez años que no voy a mi tierra, Tucupita, y no recuerdo la última vez que conversamos en persona. Pero siempre estábamos en contacto, por teléfono o por Facebook.
Estos últimos años, Navedita -como también le decía- se alegraba muchísimo al verme en la televisión, cuando me veía en reportes para Globovisión, medio en el cual también presto mis servicios como corresponsal en el estado Sucre. Cuando me veía, esa noche me enviaba notas de voz y me decía, entre risas:
«¡Gilipo, hoy te vi por televisión. Ahora sí es verdad que te pareces a un señor gilipollo!»
Hasta siempre, hermano
Mi más sentido pésame y un fuerte abrazo para todo el equipo de Radio Fe y Alegría Noticias en Tucupita y para su familia.
Hoy despedimos no solo a un amigo, sino a un símbolo de alegría, lucha y humanidad.
