Este hecho se produjo en la comunidad Barrio La Guardia, en Tucupita.
Carlos Moreno había atravesado por varias horas en la cola, a las afueras de un surtidor de Tucupita. Después que logró abastecerse de carburante, fue a descansar a su casa en Barrio La Guardia.
Moreno llegó a su residencia ese día por la tarde. Estaba muy agotado. Se bajó de su camioneta, entró a casa y estuvo listo para descansar.
Llegada la noche, Carlos y su familia se fueron a la cama temprano, porque al día siguiente debían llevar a su hija a la escuela. La habitación de todos ellos está en la parte más posterior de la casa.
En la madrugada del viernes (24.01.2020), la familia de Carlos dormía a gusto. Nunca oyeron ruido alguno, a pesar de que él estaba atento, tomando en cuenta el historial delictivo de este sector.
“Cuando amaneció brinqué de la cama, y dije, mi carro, mi carro. Salí rápido a la calle y por lo menos estaba allí”, relata Carlos.
Los neumáticos, retrovisores…Todo intacto. Él se tranquilizó y volvió a casa para alistarse y posteriormente llevar a su hija a clases.
Todos estuvieron listos y pronto abordaron el auto.
Él pasa la llave y su camioneta no enciende, vuelve a esperar un rato y lo intenta otra vez, sin éxito.
Bajó del carro, y cuando abrió el capó, su batería no estaba. Se la habían robado. El cansancio fue cómplice de su ataque, ese en el que olvidó por completo guardar su camioneta.
Todo ocurrió mientras dormía profundamente. La alerta no venció su cansancio.
“Mi familia y yo no escuchamos nada”, dijo la víctima.
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