El Dr. Simón Marcano partió camino a otro Tatami, inmaterial y espiritual, lleno de luz y buenas acciones.
No puede ser de otra forma, amigo de los amigos, fue amable y cercano, granjeándose un merecido afecto y la celeste eternidad.
En los lejanos 60, mientras el mundo escuchaba Los Beatles y el hijo del margariteño Simón “Papá” Marcano estudiaba medicina en la ULA, en virtud de su volumen corporal se dedicó al Judo.
En los tiempos que el Delta comenzaba a forjarse el respeto nacional e internacional en el ámbito de la lucha olímpica, Simón Jr. hacía lo propio a nivel estudiantil con el arte marcial japonés, constituyéndose en campeón de los juegos universitarios.
Una vez graduado colgó el Judogi, sin volver a pisar jamás la estera deportiva.
Una semana atrás se ajustó el Obi (cinturón negro), subió a un reluciente Pegaso y voló hacia el firmamento. El maestro Jigoro Kano ya lo recibió.
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