Oscar Cedeño es un artista consumado, consustanciado con la cámara, hizo de ella una extensión de su talento.
Fotógrafo clásico, recorre la ciudad con el dispositivo al hombro, en espera del momento indicado para atrapar la imagen al vuelo y eternizarla.
En dominio de la técnica, avanza en forma progresiva hacia la cima de su arte, conquistando las alturas inconmensurables de quienes merecen llamarse Maestros.
La imagen que acompaña la publicación es única, en ningún otro lugar del planeta encontraremos un niño con los rasgos identitarios de los waraos orinoquenses.
Esa propensión innata a retratar lo nuestro, le ha ganado la estima infinita de los deltanos y el respeto mundial por su autenticidad y genio.
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