Dr Aquiles J. Amares/31 julio 2022
- Génesis
Génesis Manamo
Al principio fue el sonido del madero vertical en bogar continuo, al golpear sobre el tronco hueco horizontal del oscuro y tostado árbol cachicamo, desplazándose raudo sobre la superficie del fluido acuoso de turbidez aluvional.
Luego, voces de iboma y nibo que recorren aguas abajo, aguas arriba, el meandrico curso del poderoso e indómito caño; bordeado de copioso vergel. Los rabanales de hojas cordiformes apuntan hacia el límpido cielo. Morichales, manacales, temichales, guamas, yagrumos y el tierno mosure difuminando colores verdes y pasteles degradados. La errante bora pretendiendo posicionarse y empoderarse de todo el cuerpo líquido; pero los manatíes no le permiten semejante despropósito.
Las gregarias toninas tras los bagres, morocotos, arenques y otros peces que se alejan rápidamente de ese entorno en búsqueda de refugio seguro. Guacamayas, loros y pericos inundan de sonidos y retumbantes ecos los amplios espacios matutinos. Alba garzas y encendidas corocoras plenan las márgenes lodosas en búsqueda del huidizo artrópodo. El carrao hace las mismas faenas hurgando tras el caracol.
Manadas de chigüires pacen tiernos mosures aledaños a los albardones. Babas y caimanes solean dando sensación de distraída presencia; sin embargo están expectantes ante cualquier acontecimiento. Tobe hace aparición repentina e imprime tensión en todos los presentes, en el escenario de claros cielos y coloridas aguas.
El Sol resplandeciente languidece paulatinamente, hasta que al final de la tarde, aparecen arreboles de cromáticas pinceladas, anunciando una noche orquestada por cantos de batracios, grillos y chaures somnolientos…
Inicio esta presentación imaginando metafóricamente, y elaborando la narrativa de un día en la cotidianidad ancestral en tierras deltaicas, con la presencia de todos los elementos integrantes de los tres reinos: mineral, vegetal y animal en perfecto equilibrio e integración y estado prístino. Por supuesto con la incorporación del humano ser nativo disfrutando de la naturaleza pródiga que lo ha cobijado, sustentado y garantizando su subsistencia desde tiempos iniciales. Ello fue la principal razón por la que el visitante invasor sufriera un primer impacto en nuestro Delta del Orinoco y su entorno, quedando maravillado para exclamar las más preciosas palabras y compararla con la Tierra de Gracia y paraíso perdido, en su limitado vocabulario, para expresar y significar tal maravilla nunca vista en su vida en tierras de la Europa medieval invasora.
- La mirada extraña.
Cristóbal Colón
Breve crónica de un viaje. En el registro plasmado en su bitácora, un extraviado navegante; almirante para más señas, indica haber tomado ese día un rumbo sur franco en dirección a tierras ignotas. Luego de una larga travesía oceánica, extrañaba estar navegando en aguas dulces desde hacía rato, lo que hizo suponer eran aguas provenientes de una fuente caudalosa, nunca vista en su añejo y ajado continente. Trasegaron agua dulce a sus recipientes para suplir las reservas del preciado líquido que casi se agota y mantenía en agonía y riesgo a la tripulación. En su ruta logran pasar por una relativa estrecha garganta geográfica, con fuerte oleaje. Más adelante logran divisar una embarcación a remo de considerable tamaño con una numerosa cantidad de personas nunca antes vista en sus viajes precedentes. En la descripción de los miembros de la embarcación señalada, indica se trataba de hombres de gran contextura y piel color cobrizo, con pocas vestimentas y gran expresión saludable. Al momento de aproximarse trataron de establecer un dialogo que resultó imposible, con resultado nada positivo. Sólo se notaron frases sueltas donde oían Oko Warao….Al parecer hubo un mal entendido y de la embarcación nativa hubo un lance de una herramienta puntiaguda, lo que hizo que se distanciaran. Prosiguieron con intenciones de mantener el rumbo pero resultó infructuoso por las fuertes corrientes de las aguas aluvionales venidas del sur. Este hecho hizo que el almirante tomara la decisión de torcer su ruta en extravío y dirigirse a un rumbo nor-oeste, dando con tierras que fueron tomadas en nombre del Reino del Sol o de los Reyes Católicos de la España recién liberada de la Colonia Árabe Morisca.
Hasta aquí partiendo de registros tomados inicialmente de la bitácora del Almirante Colón, e imaginando lo que fue su 3er viaje el año 1498, donde las aguas del caño Manamo en los meses de julio y agosto impidieron diera con las tierras de Pedernales y Capure en el Delta del Orinoco. Coincidencias o no, tal día como hoy de 1498 Colón merodeaba las costas norte del Delta del Orinoco. Posteriormente los hechos hicieron que recalaran en la Península de Paria, en la población de Macuro, el 1 de agosto de 1498 en el estado Sucre, hace 524 años: primer contacto con tierras firmes e invasión del continente Abya Yala.
Walter Raleigh
Este militar, marino y escritor al servicio de la reina Isabel I de la Corona de Inglaterra, también recorrió nuestro Delta en busca del fabuloso El Dorado, según lo recopila Becco (2007):
Teníamos con nosotros como piloto a un indio de Barema, un río del sur del Orinoco, entre éste y el Amazonas, cuyas canoas habíamos capturado cuando salía por el [caño], cargadas con pan de cassavi, que llevaba a Margarita para vender. Este arwacan me prometió llevarnos al gran río Orinoco; pero, desde luego, desconocía por completo el lugar por el que habíamos entrado, ya que no lo había visto desde hacía doce años, cuando aún era muy joven y carecía de conocimiento. Si Dios no hubiera mandado más ayuda, podíamos haber recorrido ese laberinto de ríos durante un año entero sin encontrar un paso, ni hacia adentro ni hacia afuera; sobre todo una vez pasado el influjo de la marea, a los cuatro días. Me consta que en toda la tierra no se encuentra tal laberinto de arroyos y canales, que se cruzan y vuelven a cruzar muchas veces, y que son tan grandes y hermosos y tan parecidos entre sí, que nadie sería capaz de distinguirlos. (p. 86).
En su afán de posicionarse de los territorios y riquezas americanas, la Corona Inglesa, inició sus procesos de colonización en nuestro Delta del Orinoco y su correspondiente territorio aledaño en la Guayana Esequiba (Esequibo), actualmente en justo reclamo por Venezuela. Para esos fines se apoyaron compulsivamente bajo engaño o empleo de fuerza esclavizante sobre los nativos Warao y Caribes pobladores originarios ancestrales de estos genuinos territorios venezolanos. Fue el inicio de un proceso que condujo a la expropiación burda de los territorios legítimos de nuestra Patria venezolana y particularmente del Delta Amacuro, en reclamo de sus territorios arrebatados vilmente por el poder de la conquista europea invasora y posterior colonización.
Los Tivitivas constituyen una raza bien parecida y muy valiente, y hablan el idioma más recio y más preciso que jamás he oído…. Nunca comen aquello que requiere ser sembrado o plantado; y como en sus casas desconocen las labores del campo, cuando emigran se niegan a comer ninguna cosa que no sea producida espontáneamente por la naturaleza. Aprovechan los cogollos de palmitos para hacer pan, y matan venados, cerdos y pescan para complementar su sustento. También tienen una gran variedad de frutas que hay en sus bosques, así como pájaros y aves, de las que existen muchas clases. (p. 88)
La mirada europea personificada en W. Raleigh, que se posó en nuestra realidad daba cuenta de las marcadas diferencias que poseían nuestros pueblos nativos. Así destacaba Raleigh, un hecho propio del pueblo Warao: No eran pueblo de cultura agrícola, puesto que la naturaleza les proveía de todos los bienes y servicios para disfrutar de un verdadero Eden o Paraíso terrenal. Referencia ejemplo como pocas en el resto de la historia de la humanidad.
A pesar de la humedad del aire de la zona en que viven, de la pobreza de su alimentación y de las muchas fatigas que sufren para cazar, pescar, y capturar aves, lo que es su sustento, en toda mi vida he encontrado, ni en las Indias ni en Europa, una gente más amable, ni de mejor presencia, ni más varonil. (p. 89).
El cassique de fuera tenía a su mujer aguardándole en el puerto donde estábamos anclados, y pocas veces en mi vida he visto una mujer más hermosa. Era de buena estatura, de ojos negros, rellena de cuerpo y de bellas facciones, y tenía un pelo casi tan largo como ella, el cual llevaba recogido con bonitos lazos. (p. 99)
La mirada europea, era de asombro, perplejidad de lo que se mostraba y contemplaban de aquel mundo desconocido, en la desembocadura del Orinoco y zonas aledañas. No ahorraban ni despreciaban halagos hacia aquel mundo natural y social desconocido, en reconocimiento a las formas organizativas originarias de nuestros pueblos y culturas nativas. Pero esa visión europea de esta nueva realidad americana para ellos, no se detendría ni sería saciada sólo con la contemplación, la valoración estética, el intercambio social ecuánime, mucho menos en posiciones éticas de respeto e igualdad. Sus propósitos estaban manejados y orientados hacia la rapiña, saqueo y el atropello y destrucción de los pueblos conquistados.
Karl Ferdinand Appun
Otro europeo que recorrió el Delta fue Karl Ferdinand Appun como se refiere en Memorias de Venezuela (2016):
En el Delta del Orinoco, pese a la furia del río logró establecerse en una comunidad de Warao. Allí conoció a uno de los cacique, llamado Francisco quien le ofreció sus conocimientos ancestrales: “(…) Francisco Silva tenía conocimientos científicos considerables, especialmente botánicos, y me dio informaciones importantes sobre varias plantas medicinales interesantes y sus sitios en las selvas del Delta del Orinoco”. (p. 18)
La visita de Appun al Delta, fue en fecha próxima a la llegada y asentamiento de los primeros colonos criollos a Tucupita alrededor del año 1848. Hecho que comentaremos más adelante. Appun se cuenta entre los exploradores y naturistas llegados a Venezuela en plan de reconocer los aspectos ambientales, biológicos, sociales y culturales de nuestro país. Aún cuando se especula que varios de estos personajes, también tenían el doble papel de espías para sus naciones europeas.
Entre las anécdotas vividas por este naturalista alemán cuenta esta de su propio puño y letra:
Con un toque de humor este viajero logró plasmar sus experiencias y aprendizaje con la comida, un camino difícil de seguir: “Creyendo que eran tomates, puse una de las frutas rojas que había entre ellas, en mi plato. ¡Hasta que punto me había equivocado! Noté gran sorpresa en las caras de mis vecinos al llevarme a la boca una de las frutas de tan lindo color. Sólo al molderla (SIC) y tragar la mitad de ella comprendí mi fatal equivocación. Aunque escupí con rapidez la otra mitad de la fruta, el daño estaba ya hecho, pues me había quemado, de lo más dolorosamente, la boca y el paladar (…) Hubiera preferido levantarme de golpe de la mesa, para no revelar al público mis muecas y ojos lacrimosos, pero no quise que ellos se dieran cuenta de mi equivocación y soporte los dolores del mejor modo posible. (…) Aún ahora, después de mucho tiempo, recuerdo con espanto los dolores que entonces sufriera a causa de mi error. Había conocido a fondo la diferencia entre el ají y el tomate. (p. 39).
Fueron muchos los aventureros, naturalistas y personajes europeos que recorrieron nuestro país y en particular hicieron referencia o visitaron nuestro majestuoso Delta del Orinoco y su entorno geográfico, natural, social y cultural. Dentro de ellos cabe mencionar al Barón Alejandro de Humboldt, Joseph (José) Gumilla, Antonio de Berrío, Domingo de Vera e Ibargoyen, Fray Pedro Simón entre otros.
- Tucupita en su configuración
En referencia extraída del recordado profesor Cruz José Marín (1981) cito:
La población prehispánica del Territorio Federal Delta Amacuro la formaron diversas tribus, entre las cuales se mencionan los Aramayas, Arawak, Caribes, Pariagotos, Panacayos ubicados en lo que hoy se conoce como zona alta del Territorio y los Tiuitiuas, llamados así por Walter Raleigh, designado como tivitivi populi por Sansón de Abbeville, mientras que el padre Cabrantes los denominó tiguitiques y los Mariusas y guaraunos o Waraos, habitantes de la zona deltaica propiamente dicha. (p. 31)
Aún cuando es reconocida la población mayoritaria de la etnia Warao en momentos actuales, hubo en el pasado una diversidad de otras etnias y/o naciones presentes en nuestro territorio. Debe también tenerse presente que en la parroquia Francisco Aniceto Lugo del municipio Antonio Díaz, fronteriza con el Esequibo en reclamación, aun se localizan poblaciones y distintas etnias de matriz caribe.
En el Territorio Federal Delta Amacuro no se llevó a la práctica dicha modalidad de fundaciones, pues aquí no funcionó el sistema de Repartimientos y Encomiendas y tampoco hubo motivos para que la codicia de los conquistadores fijara su atención en esa zona, desprovista para ellos del incentivo que proporcionaba la posible existencia del oro y las condiciones apropiadas para echar las bases de una economía basada en la agricultura. (p. 41)
Tucupita,… Tomó su nombre del caño que hasta hace poco le sirvió de límite por la parte sur (Caño Tucupita). Fue fundada el año de 1848 por Juan Millán, Julián Flores, Tomás Rodríguez y Regino Suira, quienes llegaron a este sitio “atraídos por la fertilidad de la tierra” según lo expuesto en el informe presentado por el General Manuel Carías con motivo del levantamiento del Censo de Población y Vivienda realizado por el mencionado personaje el año 1891 en el entonces Territorio Federal Delta. (p. 74).
Con respecto a la fundación de Tucupita existen muchas versiones: una de ellas confiere el honor de este acto a Pedro Moreno. Otros dicen que el fundador fue Juan Millán y hay quienes hablan de poblamiento y no fundación. (p. 74)
En cuanto al día y mes de la fundación de Tucupita, el Ejecutivo Regional por Decreto Nº 27 del 8 de Marzo de 1974, reconoció como tales el 31 de julio del ya citado año 1848.
DECRETO CORRESPONDIENTE A LA CREACIÓN DEL TERRITORIO FEDERAL DELTA
El 27 de Febrero de 1884 el Departamento Zea del Estado Guayana, hoy Estado Bolívar, fue elevado a la categoría de Entidad Federal, según decreto del Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, Guzmán Blanco. (p. 60).
Artículo 1º.- La región comprendida en los límites siguientes: al Norte y el Este el Océano Atlántico y el Golfo de Paria; al Oeste, la línea divisoria entre los que fueron Estados de Guayana y Maturín; al Sur, el Territorio Yuruary y al Sureste la Guayana Inglesa, se declara Territorio Federal.
Dado, firmado y sellado con el Gran Sello Nacional y refrendado por el Ministerio de Relaciones Interiores, en el Palacio Federal, en Caracas a veintisiete de febrero de mil ochocientos ochenta y cuatro. Año 20 de la Ley y 26 de la Federación. (Fdo), Guzmán blanco. Refrendado, el Ministro de Relaciones Interiores (Fdo.), J. M. Manrique”. (p. 213)
Comentario: En este proceso de reclamo de la Guayana Esequiba (El Esequibo), que esperamos sea decidido favorablemente a favor de nuestro país. Hay quienes proponen, una vez superada esta diferencia y se nos reconozca por ley y derecho nuestra Guayana Esequiba como venezolana con plena soberanía, crear un nuevo estado federal venezolano; cosas nada mala. Pero si nos atenemos al decreto del presidente Guzmán Blanco, parte de esos territorios corresponden al antiguo –según el decreto en mención-, Territorio Federal Delta o lo que es lo mismo nuestro actual estado Delta Amacuro. Este decreto es de fecha previa al Laudo de Paris de 1889, que nos arrebató ese territorio del Esequibo, en complicidad con los EE. UU. Estos promulgaron la doctrina Monroe, “América para los americanos”, y Guzmán Blanco recurrió a ellos en plan de búsqueda de apoyo con respecto a este litigio y diferencia con el Imperio Británico. Los resultados ya conocidos y que Bolívar enfrentó en su momento, considerando que los EE.UU., actuaron en complicidad con los británicos para despojarnos del Esequibo. Debemos recordar que 20.000 km2, de la fachada Atlántica de la Guayana Esequiba, hasta la desembocadura del rio Esequibo corresponden y son del estado Delta Amacuro. El sur del territorio Esequibo le corresponden al anterior Territorio Yuruari, o lo que es actualmente el estado Bolívar. Esto lo ha estudiado y divulgado el Coronel Pompeyo Torrealba, gran estudioso y seguidor permanente del tema. Revisemos la historia nuestras referencias históricas, tradicionales, sociales, culturales, vínculos familiares y afectivos que mantuvimos y mantenemos con la Guayana Esequiba y saquemos bien las cuentas apreciados paisanos deltanos tucupitenses. Nuestra entidad federal estado Delta Amacuro, requiere su configuración geográfica, histórica, pluriétnica, social y cultural original. Luchemos por ello: Contra rezagos y males de la Colonia/Modernidad/Colonialidad, que aún existen entre nosotros.
- Tucupita contemporánea
- Síntesis dialéctica de la deltanidad
El eminente investigador, docente, especialista y autoridad de la toponímica, el paisano Adolfo Salazar Quijada (1991), refiere que Tucupita, resulta ser un nombre enigmático. Asunto sobre el cual fijó posición:
Originalmente pensé que Tucupita no era nombre de origen guarao, pero en mi reciente investigación sobre la toponímia del Delta oí, de voz del guarao Regino Reinosa Ramos, natural de Bonoina, de 35 años de edad, la frase “amaja dan(u) tucubita” que traduce: “Aquel palo clavado se mueve”. Me llamó la atención la voz y comencé a averiguar sobre el significado de tucubita (Hay que tomar en cuenta que el fonema “p” no existe en guarao). Las respuestas no se dejaron esperar: un informante me dijo que significaba “lugar donde existe un objeto clavado que se mueve en el suelo y se mueve sin caer”. Otro: “estaca movible ubicada en un solo sitio”. Inclusive, en el diccionario Guarao-Español de Basilio de Barral, aparece explicado el término tukutuku, con una idea de movimiento y por otra parte se afirma que bitá equivale a hincarse o clavarse una cosa. Datos que evidentemente favorecen la versión que sobre del nombre de Tucupita, se trata de plantear en esta oportunidad.
Estas informaciones me despejaron dos incógnitas fundamentales, por lo que hoy podemos decir con gran margen de seguridad lo siguiente: En primer lugar, que el pueblo se fundó en un lugar habitado –o por lo menos- conocido por los guaraos, quienes lo identificaron originalmente, tal se desprende de la voz cutupite que aparece en los mapas antiguos. En cuanto a la ortografía del nombre, es de suponer que se debió a un error de transcripción del mismo en la cartografía histórica. En segundo lugar, que Tucupita es, en efecto, voz guarao que quiere decir: “lugar donde existe un objeto clavado en el suelo, que se mueve”; quizás tenga relación en la inestabilidad de las viviendas palafíticas, debido a lo fangoso del lugar. (p.43)
Por otra parte, Fray Julio Lavandero (2009), mantuvo una posición distinta respecto a la genealogía de la palabra Tucupita:
Tucupita es el nombre en su boca, de un cañito que nace en la ribera derecha del Caño Manamo, enfrente de la isla y caño de Guara. (SIC). […] Es posible descomponer la palabra tuku(suku) “moverse repetidamente penetrando”; bita(pita), puyar, copular. (Pie página: Este es el sentido corriente, usual…En algunas paradas de carretera campesinas, se señala el excusado de señoras con una maraquita o con un cucharón, en Guarao, mataruca (clítoris); y el de los varones, con un machete, bu-jari., bu-ta, bi-ta. Todas estas imágenes metafóricas las conocen los guaraos, pero se resisten a explicarlas por pudor. Si nos aferramos a la etimología guarao tuku-bita, deberíamos iniciar este libro con un machete y finalizado con un cucharón: y no con unas delicada flor y hoja de turara.).
Esta interpretación a la que yo llegué ingenuamente cuando estaba aprendiendo guarao, es bastante obscena, no solo por la escena perruna que sugiere una jauría desahogando “cínicamente” sus pulsaciones reproductivas en pleno celo, como por la falta de construcción gramatical guarao apropiada.(p. 9).
Los guaraos, cuando oyen esta interpretación se sonríen maliciosa y benévolamente pensando: Los criollos no saben nuestra lengua. Se concluye entonces que tukupita no es topónimo guarao.(p. 10)
Los guaraos –warao-witu, tivitivi, siauani, guaraunos-, se localizaron siempre en los mapas cerca de la mar. Tucupita queda muy lejos del litoral marítimo. Esto hace suponer que sus habitantes, si los tuvo, no fueron guaraos, sino más bien chaimas –caribes- que los mapas precisamente localizan en frente, al otro lado del Manamo (Isla Wara). (p. 11)
Ni en Lengua Guarao ni en sus Diccionarios existe la palabra Tucupita, como concepto propio, establecido y usado. Por todos estos motivos es razonable sostener que la citada palabra sea de procedencia chaima, de filiación caribe. No se dispone de bibliografía original y consistente referente a la lengua de esta etnia, constituida por los caribes “mansos”…Pero si tenemos bibliografía de la etnia pemón, igualmente de filiación caribe. En esta Lengua, aparece en el Diccionario de los Misioneros Capuchinos Armellada y Salazar, Ediciones Corpoven, Caracas, 1981, la palabra kupita, que significa turara, plantita herbácea, muy delicada, de hojas acorazonadas o sagitadas de fondo verde-azulado, con motas de color blanco, amarillo o rojo, y flor ocasional, especie de cala…Añade el citado Diccionario muy oportunamente la siguiente acotación: “Esta planta es muy abundante en la región de Tu-cupita” (p. 11)
Por otra parte, abundante, en la misma lengua pemón se dice tu-ké, tu-kan, tukpé, tuk-pan, su-rupé. Donde aparece claramente el prefijo tu –como soporte del significado de abundante. T y s son fonemas que en Guarao se intercambian con frecuencia (tuku, suku): como lo vemos aquí, también en pemón. (p. 12).
Historia construida a fuego y sangre sobre cenizas.
La tradición conquistadora y colonizadora a fuego y sangre por parte de Europa y en particular de la Corona de España, se hacía acompañar protocolariamente por un guión adosado de fe religiosa e ideologías para imponer su dominio sobre pueblos por general pacíficos las más de las veces. En ese proceso institucional protocolar colonizador se fundaba ciudades sobre las cenizas de los pueblos destruidos, arrasados y sometidos.
La llegada y presencia de colonos –en su acepción inocua-, al Delta del Orinoco en 1848, venidos de Margarita, se da en fechas posteriores al proceso de Independencia, luego de haber sido expulsado el Imperio Español de tierras americanas, con la sola excepción de Cuba en ese entonces y Puerto Rico. Esto es un indicativo de las características y condiciones al inició del poblamiento criollo en lo que hoy conocemos como Tucupita. Lo que indica que los primeros pobladores no tenían ningún mandato expreso ni protocolo alguno de fundación de ciudades de acuerdo a lo establecido por la Corona Española ya expulsada de territorio venezolano o de alguna otra institucionalidad en particular. Habría que indagar cuales fueron las motivaciones de estos primeros colonos criollos jotaraos, venidos de la Isla de Margarita y otras regiones.
Tucupita y el dique de contención
El ilustre paisano, escritor Humberto Mata (2017), nos legó en su narrativa su sentimiento por esta tierra deltaica y su capital Tucupita:
Nada sabes de las etapas del río ni del bienestar que significaba cada creciente, en cuanto a la renovación de la capa vegetal. Ignoras ciertos niveles de las aguas; determinadas escalinatas del antiguo malecón; paseos alucinantes al borde de las aguas. Debes sofocar tal vacío y comprender lo que significa para muchos el cierre del Manamo, la ausencia de crecidas, las aguas como lago inmóvil. (p. 128)
De entrada y aproximación al tema hay que afirmar y reconocer que el “matrimonio” entre Tucupita, el Cierre del Caño Manamo y el dique de contención es de carácter indisoluble. Mientras exista Tucupita y el propósito de permanecer como ciudad capital del estado Delta Amacuro, debemos velar y estar atentos de esa relación “matrimonial”. Las angustias que produce anualmente la crecida de las aguas de nuestro sagrado y Soberbio Orinoco, como lo llamó Julio Verne, seguirán aconteciendo y mortificando. Sumado a ello el tema del Calentamiento Global y su incidencia en el incremento y rebasamiento de los registros medios y máximos de las crecidas de las aguas para los cuales fue diseñado el dique de contención.
La hoya hidrográfica del Orinoco recoge las aguas y tiene sus cuencas altas o fuentes en Colombia. Por tanto Venezuela se constituye en una cuenca receptora de las aguas abajo que fluyen del país vecino. Los estudiosos destacan que los manejos de las cuencas se remiten a las cuencas altas o nacientes de los ríos, lo que indica que es tarea que le corresponde a Colombia, de donde sabemos no se hace el mejor de los manejos con prácticas indeseadas como talas de bosques, incendios y aplicación de herbicidas y arboricidas no selectivos como el glifosato. ¿Qué nos queda hacer? Ojalá y los cambios políticos con la llegada al poder del camarada Gustavo Petro, permita alcanzar acuerdos binacionales satisfactorios en este sentido.
Mientras tanto, procuremos en Venezuela un manejo ambiental con resultados efectivos respecto al manejo minero y el uso de mercurio y otros metales pesados altamente contaminantes. Cuidado y protección efectiva de la laguna de lodos rojos; gran contaminante de la siderúrgica en la región Guayana, entre otros males de los que hay que estar atentos, porque inciden directamente en nuestro Delta y Tucupita en particular. Un plan estratégico nacional para el manejo ambiental de la cuenca del Orinoco, es necesario e imprescindible.
En cuanto al Delta y Tucupita en particular, esbozo y comparto con Uds algunas ideas:
- Consolidar la red de recogida y tratamiento de las aguas servidas de Tucupita y comunidades aledañas.
- Incremento del caudal que ingresa por la estructura de control de aguas del cierre, bajo el concepto de Caudal Ecológico, lo que permitiría mejorar las condiciones físico-químicas y biológicas de las aguas, que como es sabido las consumimos.
- Plan estratégico integral e interinstitucional de manejo y uso del dique de contención. Que contemple la disposición y voluntad de todas las instituciones locales, regionales y nacionales, con orientaciones claras y precisas hacia la ciudadanía en general. Ganaderos, pequeños y medianos productores y usuarios del dique en general deben respetar un potencial y posible plan integral estratégico de manejo y protección del dique como garantía de seguridad civil y ciudadana.
- Los futuros desarrollos urbanísticos deben ser de carácter estratégicos, sustentables y considerar su ubicación en las estribaciones de la Sierra Imataca, sobre cotas superiores a los niveles de inundación del padre río Orinoco.
- Todos los deltanos y tucupitenses en particular, debemos estar pendientes con las futuras ofertas engañosas, como ya ocurrió con el cierre del Caño Manamo. Esto lo digo por la existencia y se ha mencionado en algunas reuniones macro proyectos de “progreso y desarrollo”, para la región, que contemplan el desarrollo de un dique monumental que taponaría o reduciría el caudal de los caños de la margen izquierda de río Grande: Araguaíto, Araguao, Sacupana y Merejina. En este sentido en mi época de funcionario del MARN, tuve también la oportunidad de asistir a la presentación del proyecto elaborado por la JICA, Agencia de Cooperación japonesa, donde se simula y proyecta crear un dique en la Isla de Tórtola a los fines de incrementar los niveles de las aguas en río Grande en su canal de navegación. Todo ello con el propósito de permitir el ingreso a la región Guayana (Cd. Guayana) de embarcaciones tipo PANAMAX, para el momento de presentación del proyecto, con dimensiones de mucho mayor capacidad que los que ingresan actualmente. Imagínense lo que pueda pasar con todo nuestro querido Delta y su querida capital Tucupita.
Paisanos tucupitenses y deltanos todas y todos, con esto no quiero crear alarma, pero esos proyectos existen y potencialmente la plutocracia, burguesa, aristocrática y capitalista mundial que nos mantiene al borde del colapso planetario, pudiera pretender desempolvarlos y ponerlos en ejecución como es su costumbre irrespetando soberanías de pueblos y naciones. Atentos todas y todos, no debemos permitirlo. Existen otras formas de desarrollo, otras posibilidades para producir el bienestar colectivo de la humanidad.
Con esta modesta presentación no he pretendido traerles la resolución de enigmas, pero si hacer una contribución para el descubrimiento de los portentos presentes en una colectividad que atenderá sus necesidades más genuinas y la edificación dinámica y permanente de una moral y formación contra todo riesgo de sucumbir y perecer como pueblos.
Historia tiene por raíz istor, cuyo significado es testigo presencial. Sí, hemos sido testigos presenciales y protagónicos como pueblos, de hechos contemporáneos inéditos y complejos desde los acontecimientos locales y regionales en este país, mi país, vuestro país vertiginoso. Sí, una Venezuela vertiginosa, diversa, única, que enfrentó a gigantes en el pasado y que ahora lucha por una auténtica liberación en procura de soberanía. Venezuela seguirá siendo bolivariana por ser el cimiento de una nacionalidad que se impone a las dificultades más increíbles.
Pecamos de utópicos, tal vez. Pero para que sirve la Utopía, para caminar nos dice Eduardo Galeano. La Utopía sirve para empujar la historia dice Cioran. Somos pueblo de propósitos y acciones; utopicemos la historia hacia logros trascendentales y de soberanía.
Tucupita Exsisto
Tucupita, voz de resonancia perpetua y sonoridad dulce como la mujer amada. De origen transmutado por la interacción lingüística Warao-Jotarao. Tucubita que produce la sonrisa pícara en las iboma Warao. Se dice que tienes una connotación sensual; el “palo estaqueado en fango y que se mueve”: movimiento reciprocante de embolo en cilindro. Quienes dudan de tu acta fundacional por criollos abuelos aventureros, no la busquen solamente en los siglos próximos pasados, búsquenla en las vivencias e historias de los originarios pobladores de más de siete milenios multiplicados por sus Juanico/Jocoy. La discusión se renueva cíclicamente cada año. Te prefiero plebeya, única, con el respeto y cariño de quienes tenemos el privilegio de haber sido engendrados, amamantados, criados, formados y bautizados en las límpidas aguas del Caño Manamo multicolor surgido de la paleta del pintor primordial. Existes eternamente en los corazones y mentes de quienes creemos que un futuro labrado de compromiso y creación, tejido y adornado con la fibra del moriche milenario de la sangre de nuestros ancestros. Tucupita existes y existirás aeternitas…
¡Salud y bendiciones para todas y todos paisanos!
¡Chávez vive!
Referencias
Becco, Horacio Jorge (2007) Crónicas de El Dorado. Fundación Editorial el perro y la rana. Biblioteca Popular para los Consejos Comunales. Serie Visión de América. Caracas, D.C., República Bolivariana de Venezuela. 180 p.
Lavandero Pérez, Julio (2009) Tucupita. Documentos Eclesiásticos. Universidad Católica Andrés Bello; hermanos menores Capuchinos de Venezuela. Caracas D.C., República Bolivariana de Venezuela. 331 p.
Marín Rodríguez, Cruz José (1981) Historia del Territorio Federal Delta Amacuro. Ediciones de la Presidencia de la República. 1981. 226 p.
Mata, Humberto (2017) El otro Delta. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Colección Continentes
Memorias de Venezuela (2016) Nº 39 agosto. Ministerio del Poder Popular para la Cultura-Centro Nacional de Historia. Caracas D.C., República Bolivariana de Venezuela.
Salazar Quijada, Adolfo (1991) Botón de bora. Temas deltanos y toponímicos. Biblioteca de temas y autores deltanos Nº 1. Instituto Universitario de Tecnología Dr. Delfín Mendoza. Tucupita, Delta Amacuro, Venezuela. 175 p.q
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