Varias personas abordan una embarcación en el puerto de Cedros, Trinidad y Tobago / imagen tomada de internet, sin autoría especificada.

Trinidad y Tobago: si eres un migrante nuevo podrías morir de hambre en la calle

Cientos de venezolanos regresaron a su país para las fiestas decembrina, pero ya están de regreso a la isla de Trinidad y Tobago. Son, según varias consultas, los migrantes más “antiguos” que tienen asegurado un trabajo relativamente fijo.

Pero la isla ha ido entrando en una lenta, pero progresiva recesión económica que los trinitarios y venezolanos han comenzado a padecer. El alto precio del combustible ha incidido en los bolsillos de todos. Los empresarios han empezado a ajustar sus costes, mientras el salario no se ha incrementado. Algunos productos alimentarios están más caros.

De acuerdo con varias consultas llevadas a cabo entre venezolanos que están en la isla, los criollos concentran sus esfuerzos laborales sobre todo en supermercados, construcción y la agricultura. Pero no hay cupos disponibles para todos.

Según explican los abordados por este medio de comunicación, “los migrantes nuevos no tienen vida aquí”, ya que el arribar a una isla copada por otros migrantes, se complican las condiciones. Los empleadores confían más en otros trabajadores que han comenzado a dominar el inglés caribeño.

“Mano, el que llega nuevo se las ve feo, feo. Aquí tienen vida los que ya tienen tiempo, porque ya medio hablan inglés y lo jefes les tienen confianza”, dijo uno de los venezolanos que arribó a la isla en septiembre de 2022 y que labora en una finca.

En las ciudades abundan los venezolanos trabajando incansablemente (“como burros”, dice otra venezolana) sobre todo en los supermercados de propietarios asiáticos, donde en promedio les pagan 1.400 TT, unos USD 150 a la semana. Con esto deberá pagar un arriendo, que está valorado en 400 TT a la semana, dependiendo de los servicios que tenga.

Los venezolanos han visto incrementar el precio de la comida y otros productos. Los criollos más estables laboralmente son los que llegaron a la isla. “Los nuevos” la tienen más difícil. “Es posible que, si no conoce a nadie, ni tenga una palanca, duerma en la calle y muera de hambre”.

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