Este 19 de agosto arribó a tres años al frente del Ministerio del Poder Popular para la Educación
Más de treinta años de trayectoria política la condujeron a la máxima instancia a que puede aspirar una educadora.
El anuncio en aquel entonces lo hizo el presidente Maduro, a través de las redes sociales confirmando lo que, en el Delta, era un secreto a voces.
Con la escalera casi completa: concejala, legisladora estadal y nacional, gobernadora y ministra, puede ostentar haberse desempeñado en cabeza de dos de los tres poderes fundacionales de la Democracia. Únicamente, le faltaría un cargo en el ámbito judicial.
Amén de haber cumplido un eterno apostolado en el bloque directivo del partido de gobierno, el PSUV.
Pensar que todo comenzó llevándole la contraria al comandante Chávez, cuando este decidiera por otro candidato en el marco de las elecciones a gobernadores del año 2.000, en la oleada de cambios que el líder de la Revolución, había impulsado para refundar instituciones, poderes y fuerzas.
Santaella se jugó cara o cruz, todo o nada, llevándose el pote mayor al rivalizar con el MVR y obtener el triunfo en buena lid, siendo convocada luego a Miraflores, en una jugada magistral del barines, para ponerla de allí en adelante a su lado.
Luego, sin decir que no jamás, cual religiosa presta y dispuesta a desempeñarse en el terreno que le mandaran, ha ido de hito en hito, ascendiendo en el ascensor del gobierno.
Y si años cumple, también adquiere la experiencia, que la mantendrá en nuevos retos de dimensión país.
Parafraseando a Juan Luis Guerra, podemos decir que, en Clavellina, su comarca natal, siga lloviendo café.