Se jugó el número al derecho y al revés en todas las combinaciones posibles
Ángel del Jesús Marín Acosta es el mayor de la saga de los “teteros”. Su padre, de igual nombre, ya desaparecido, les heredó el seudónimo.
Siempre sonriente, vive a su aire, en libertad absoluta. “Tengo amigos por demás y la conciencia tranquila, por eso me ves sentado a la puerta de mi casa; no le debo a nadie ni me persigue la justicia”, expresó.
Popular gracias al “Castillo de la Música Joven”, miniteca fundada hace 44 años, una de las primeras en Tucupita. “Todavía existe, escúchala ahí -dijo, señalando la puerta de su residencia en calle La Paz, de donde brotaba el sonido- y me contratan de vez en cuando. También animo eventos y reparo decos, nunca me falta comida”, indicó.
“Estoy con Dios y me porto bien, no necesito nada más, con eso es suficiente”, afirmó.
Con el diente pelado por bandera, ha hecho de todo a lo largo de su fructífera existencia, “hasta candidato político fui”. Y lo que falta.
