Las estanterías vuelven a estar llenas y las buenas marcas pululan por doquier. Ubicado en la avenida Argimiro García de Espinoza, es una de sus principales referencias.
Su resurgir ha sido un premio a la constancia. A pesar de la crisis, la hiperinflación y la pandemia, nunca cerró las puertas.
Es un ejemplo de que no todo es caos ni fracaso. Con una gerencia proactiva, sanos hábitos administrativos, disciplina laboral, cumplimiento de las leyes y mucha resiliencia, se progresa.
Quizá sea más sencillo sostener una pequeña bodega, sin embargo, un supermercado de esa magnitud, requiere una ingente inversión y una apuesta a futuro, que ha de rendir frutos.
Puede que los avances en las finanzas no sean los esperados, ahora bien, no los habrá mientras depositemos todo el peso de la responsabilidad en el gobierno; cada actor por separado y en conjunto con el sector público, a través de las mesas de dialogo, debe poner su granito de arena para dinamizar la economía y sacarla de su estancamiento.
Los buenos ejemplos están a la vista, lo único que debemos hacer es seguirlos.
