
El nombre de Andrés Figueroa se discute en Caracas
El empresario hotelero, con más de 50 años radicado en Delta Amacuro, dijo si a la propuesta: “Yo mismo soy”.
Emprendedor por naturaleza, quiere dar un vuelco al sistema de gobierno, “debemos equilibrar las cargas, el socialismo es bueno, pero, sin libre empresa, ni con coco”.
Objeto de burla, en ocasiones, por su forma campechana de hablar, no le presta atención, lo suyo es el comercio, sector en el que ha demostrado ser de los buenos.
Sucrense de origen, luego de dar tumbos por Venezuela, con un historial amoroso dilatado, en la tierra del agua le pusieron las riendas y fundó un solido hogar con una tucupitense.

Legislador en una oportunidad, ha hecho el intento de repetir numerosas veces, sin conseguirlo. Espera, como lo hizo Rafael Caldera después de varios procesos electorales, volver, no al legislativo, sino a la gobernación. No hay quinto ni séptimo malos.
De extracción humilde, sin mayor ampulosidad ni pompa, a sus setenta y tantos, trabaja como a los 15, cuando no tenía medio.
Al hombre de los “30 palos”, cantidad que acostumbra aportar a cada campaña electoral, aun le quedan cartuchos en la recamara y los quiere quemar. En su opinión, llegó el momento, al igual que Caldera y su chiripero, toca recoger la cosecha.

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