Segunda muerte por depresión dictamina CICPC Delta en albores del 2024

La depresión es la segunda causa de muerte entre los niños y jóvenes a nivel mundial, ocupando el mismo renglón en cuanto a factor discapacitante de los adultos.

Cada año se suicidan más de 700.000 personas deprimidas, constituyéndose en un severo problema de salud pública.

El tema se ha puesto sobre el tapete en Delta Amacuro, debido al fallecimiento de un clérigo los primeros días de enero, a kilómetro y medio del punto de control de la GNB denominado “el cierre”, a las puertas del estado, y de una joven de 17 años en el casco urbano de la capital Tucupita.

Ambas defunciones fueron definidas como suicidios, tras aplicar los procedimientos de rigor y hacer acopio de las evidencias que dieron soporte al dictamen.

Este martes 16 de enero, Yuliannis Carolina Sucre decidió quitarse la vida suspendiendose de un cable en una construcción sin terminar, ubicada en la calle San Cristóbal, que fungía como criadero de porcinos.

Según los testimonios recabados, la muchacha menuda y frágil, de baja estatura y rasgos mestizos, tez morena y rostro grácil, lo había intentado en otras ocasiones sin conocer a ciencia cierta las razones ni los porqués.

16 días atrás, el 1 de enero, el sacerdote de origen africano Josiah K’okal, habría tomado similar determinación lanzándose de una de las ramas de un frondoso árbol de mango, dejando un mar de dudas e interrogantes entre sus cercanos.

Sin registros que expliquen o expresen motivaciones claras de tales acciones, del tipo cartas, notas de voz, mensajes de texto o recados a conocidos, el único asidero o sustento de la tesis policial, es una marcada tristeza o la pronunciada curva depresiva el periodo previo a atentar contra su ser.

La joven de manera evidente y el sacerdote con mayor disimulo, mostraron un manifiesto desconsuelo y propensión a hundirse en un hoyo sin salida.

Curiosamente, ninguno atravesaba por situaciones desventajosas, opresivas, oprobiosas, de malestar creciente o desamparo que pudieran inducirlos a anhelar su desaparición física. La única, su depresión.

Lo que muchos llaman el diablo, va adquiriendo explicaciones científicas que, a pesar de su invisibilidad, la convierten en una formidable enemiga, al punto de constituirse en el flagelo del siglo XXI.

La protección de Dios y buenos hábitos de salud mental nos libren.

 

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