El más consecuente de los aliados de Jesús Hidalgo “Chugaby”, detuvo su reloj biológico y soltó las amarras de la barca celestial con destino a la eternidad.
El profesor Jhonny Irazábal, fue un hombre leal hasta extremos inimaginables, sin renegar de su condición de víctima propiciatoria, sometido a fuego cruzado en medio de dos fuerzas políticas irreconciliables y enemigas.
Calmado y analítico, gracias a su fervor a las matemáticas, se quedó a las puertas del rectorado de la UTD Francisco Tamayo y de la dirección de la otrora Zona Educativa N° 9. Por razones de peso mayor, alcanzó el cajón de bateo, sin llegar a hacer swing.
Humilde y bonachón, se entregó por completo a una causa política hermanada a una divisa deportiva, creyendo que en ambas conquistaría la meta.
En una lo logró, trascendiendo el objetivo original por muy grande que fuera, convirtiéndose en el mejor representante histórico de Venezuela en una copa Libertadores de Futsal; en otra, pudo verla hasta mitad de camino, transformándose a partir de ahora en ángel tutelar y refuerzo esencial de la organización desde el cielo.
El apacible Jhonny descansará, a partir de ahora verá las tormentas, truenos y relámpagos desde un lugar ignoto, sin participar de ellas, en perspectiva, ajeno a las interminables diatribas del mundo terrenal, en posesión del inconmensurable tesoro de la paz infinita.
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