José Jesús Salazar Marcano corrió igual suerte que su gran amigo José Ramón Aular Martínez, ambos fueron asesinados.
La grafica denota tiempos risueños, en un no tan lejano 2018. Nada parecía presagiar lo que ocurriría.
Compartiendo en la parroquia Virgen del Valle, imprimían pasión e intensidad a la vida, sin desperdiciar ni un segundo. Dos “carnales”, embriagados de felicidad disfrutando a tope la existencia.
Meses después, el cuerpo inerte de Aular aparecería en estado de descomposición con un tiro de gracia en un paraje solitario de Maturín.
A Salazar, transcurridos 5 años lo asesinaron en la cancha de La Florida, no con uno, sino con tres tiros mortales, en la sien –el disparo de gracia- y dos en la cavidad del pecho, segándole de inmediato el ser.
Aquí no cabe decir “Aular vino a buscarlo”, quizá quepa decir “a Salazar se lo llevaron los mismos que a Aular”.
Del homicidio de Aular lo que se supo es que alguien supuestamente mandó a decir como seria encontrado en espera de que todos supieran en Delta Amacuro “quien fue”.
En lo que si no se espera que corran igual suerte, es en la aplicación de la justicia, los asesinos de Aular Martínez nunca fueron identificados, mientras que al de Salazar Marcano parecen haberlo visto muchos, de hecho, hablaban como si nada ocurriese antes del episodio mortal.
Parece que hay fantasmas en la tierra del agua, producto de un turbio pasado bastante reciente, que se niegan a desaparecer.
Que en paz descansen, dicha y vida eternas.