El reposo le salió costoso a una de las mayores exponentes de la cultura carnavalesca deltana, Noritza Pereira, al procurar reposar el cuello y la cabeza dejando el penacho un momento en el carro, sujetos hasta ahora desconocidos lo hurtaron.
La tarde de este lunes, luego del desfile a lo largo de la calle Bolívar y del paseo malecón Manamo, la múltiple ganadora de los trajes festivos en la celebración pagana, decidió hacer un “break” para volver a la carga.
En virtud del peso del hermoso adorno era necesario relajar la musculatura y facilitar la circulación de la sangre oxigenando el cerebro para poder continuar, fue entonces cuando ocurrió lo que no le había pasado en 30 años participando en las comparsas, irrespetando su condición de icono fue víctima del hampa.
Pereira ruega a quien posea información que se le haga llegar o lo lleven a la Dirección de Cultura del estado en el auditorio Warao Oriwakanoko.
Más allá del alto costo pecuniario, es un símbolo de mucho valor sentimental cuya pérdida, que esperamos sea temporal, le ha hecho derramar muchas lágrimas.
