¡Resucitó, alabado seas Jesucristo por nunca abandonarme!

Una de las misas de resurrección se llevó a cabo en la iglesia San José de Tucupita a las 7 de la mañana, a donde cientos de deltanos asistieron a la celebración oficiada por el párroco, Carlos Caripá.

Este domingo los cristianos católicos celebran la resurrección de Jesucristo; simboliza la fe y la esperanza de vida, que trasciende más allá del estado físico de volver a estar vivo, sino, hace referencia a la vida definitiva, esa que está presente en las buenas acciones de las personas en el mundo.

Que no mira rencores, ni ningún tipo de maldad contra el prójimo. La vida que es capaz de perdonar aun cuando se haya hecho daño, pero también de la reflexión en torno al mal causado. Esa vida de querer hacer justicia, pero no desde el odio, sino desde la verdad. Por eso el Señor insiste en que, «yo soy la verdad y la vida, y el que cree en mí, nunca perecerá».

Así, el domingo de resurrección es un día para celebrar la vida, las oportunidades. Para celebrar el perdón de nuestros pecados y dejar atrás todo lo malo. Recordar por encima de todo que Dios es amor y por eso siempre está vivo en nuestros corazones.

¡El Señor ha resucitado!

“¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado; acuérdense de lo que les habló, cuando aún estaba en Galilea,

“diciendo: Es importante que el hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día,»

“vengan, mire el lugar donde fue puesto el Señor,

“ y vayan rápido a decir a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos”.

 

 

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