Las cenizas de Jesús Rodríguez, joven deltano de 33 años que habría atentado contra su vida en Trinidad, arribaron al Delta.
Actualmente se encuentran en la casa familiar en la esquina de calle Amacuro con Petión, donde probablemente encuentren reposo definitivo.
Rodríguez, exdirigente estudiantil de la UTD Francisco Tamayo, sobreviviente a mil batallas al volver a caminar luego de un severo accidente automovilístico que lo postró durante casi dos años, se habría suicidado víctima de una profunda depresión tras padecer el abandono de su actual pareja.
Sus allegados desconfían de esa versión suministrada en forma sumaria por las autoridades de la nación caribeña.
“Era un verdadero guerrero, había atravesado por varias decepciones amorosas recuperándose rápidamente como para quitarse la vida por una de ellas, ese cuento nadie se lo cree”, indicó DA, funcionario público que fue uno de sus mejores amigos por años.
RG, una entrañable amiga, piensa lo mismo “creí que era una broma cuando me lo dijeron, al ocurrir el 28 de diciembre supuse que era un chiste típico del humor negro, sin embargo, fue verdad, una triste noticia que nadie se cree, Jesús se caía y se levantaba, no moriría así”.
Cierto o no, Jesús está en casa, de donde nunca debió irse, convertido en polvo de eternidad.