Regreso a clases en el Delta: las dos caras de la moneda

En el estado Delta Amacuro se viven dos realidades tras el inicio del nuevo año escolar, estas realidades pasan por el funcionamiento de las escuelas y la asistencia como tal. Al igual que los años anteriores, siguen existiendo escuelas en las zonas fluviales que no han vuelto a ofrecer sus servicios educativos.

Las actividades escolares iniciaron con normalidad en los dos municipios terrestres del Delta y con presencia mayoritaria de criollos o no indígenas, como lo son: Casacoima y Tucupita, mientras que, en las zonas fluviales de Antonio Díaz y Pedernales, donde en su mayoría viven indígenas waraos, las clases no iniciaron en varios sectores.

Existen algunos caseríos indígenas del municipio Antonio Díaz, a unas 8 o 10 horas por vía fluvial, que se han quedado sin escuelas porque las mismas se han derrumbado al no poseer buenas estructuras al ser construidas, dejando sin el acceso a la educación a los niños y adolescentes del Bajo Delta.

En comunidades como Musimurina, Mujabaina de Bonoina y Jojene, las escuelas se cayeron o están en un estado no apto para impartir las clases. En los caños se vive una realidad diferente y compleja. Ante este problema los habitantes han abandonado estas localidades para irse a caseríos cercanos o finalmente migran a Brasil a través de Ciudad Guayana.

Durante las vacaciones escolares de este 2024 el gobierno regional ejecutó el “Plan Maestro” que, junto a las Bricomiles, llevaron a cabo una serie de trabajo para adecuar los espacios educativos en Tucupita, capital del estado Delta Amacuro, sin embargo, esta iniciativa solo llegó a una escuela del municipio Antonio Díaz y el resto sigue en las mismas condiciones: sin pinturas, pocas mesas sillas y algunas estructuras deterioradas, tal como lo reportó un trabajador del complejo educativo Divina Pastora de Araguaimujo el pasado 23 de septiembre.

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