Según los familiares de Gregori Coa de 37 años, su vecino Miguel Quintana de 21, cumplió la amenaza proferida.
En horas de la madrugada de este domingo la vivienda de Coa, ubicada en las adyacencias de la calle Junín, a un costado de la clínica CEMETCA, comenzó a arder, ocasionándole un 95% de quemaduras en el cuerpo.
Días atrás, Quintana le habría dicho que lo iba a matar, advertencia que lo convierte en forma automática en el principal sospechoso.
El tenor de lo manifestado y la creencia de que Quintana era capaz de hacerlo, llevó a Coa a pedirle a su esposa e hijos que se mudaran un tiempo prudencial. Sabia decisión, la familia también pudo ser víctima.
Ante lo acaecido, varios vecinos golpearon al pirómano, requiriendo su hospitalización en el Dr. Luis Razetti. Previamente había sido ingresado Coa, quien luego fue trasladado de urgencia al hospital Manuel Núñez Tovar de la ciudad de Maturín, ante la perdida casi absoluta del tejido adiposo.
Habiendo sido informado el sagaz Com/J. Jackson London, director de Polidelta, comisionó al inquieto Com/J. Galindo Herrera, jefe del Servicio de Investigación Penal (SIP), para que detuviera al indiciado.
Quintana, quien presenta una condición neurológica evidente, se negó a declarar, aun cuando, fue señalado por numerosos testigos como presunto responsable.
Se desconocen los motivos, atravesando por el proceso de investigación para determinarlos. El Ministerio Público fue notificado.
El incendiario se mostró totalmente dócil en la comandancia del órgano policial, siendo medicado por sugerencia de familiares, que se encontraban a las afueras del lugar.
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