Sin pedir nada a cambio, los habitantes de La Horqueta los premiaron con alimentos.
A remo, lentamente, con parsimonia, retornaron los 5 sobrevivientes que en menos de una semana vieron cómo se hundía su bote con un motor de 115 HP, navegaron 19 horas asidos únicamente a una “lata de queso” y volvieron a sus hogares a bordo de la nave por excelencia del pueblo warao, la curiara.
Una odisea que pocos seres humanos han vivido y vivirán.
En homenaje a los «rescatistas», al gesto de buena voluntad que se tradujo en la dicha de toda una comunidad, nos hicimos eco de esta noticia.
A los warao, parafraseando el himno del árbol, debemos solicito amor, jamás olvidemos que son cosa de Dios.
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