A punto estuvo de ser nuevamente candidata a la gobernación en el Delta
Solo un detalle la frenó, saber que metería su cabeza en una cueva de lobo, en la que gana siempre quien gobierna.
Deseos no le faltaron, todavía le da migraña recordar que luchó con afán de fiera herida, con determinación de quien pelea por su vida y aun así no pudo triunfar.
La tentación rondó su puerta, sin embargo, con números su conyugue le demostró, que sería una inversión descomunal sin garantía alguna de éxito.
En la tierra del agua se batalla contra la administración pública en pleno, con la selva intrincada, con los caños distantes, con los dispositivos electorales trucados, con el control férreo del Ejecutivo sobre sus militantes y con la estructura gubernamental, a disposición de la maquinaria del partido en el poder.
Y no es que haya renunciado definitivamente a la posibilidad de competir en el Estado que fue largo tiempo su hogar, algún día lo hará, lleva esa espina clavada por dentro.
La exprimera dama de Monagas, abogada de profesión, sempiterna jefa de campaña de LEM por responsabilidad, empuje, capacidad de trabajo y buena administración, si algo domina es la política.
Por está vez, dejó el orgullo de lado, sabe que los tiempos de Dios son perfectos y la oportunidad, mas temprano que tarde llegará. Y Larissa, sin dolores de cabeza, podrá dormir tranquila.
