Por Cristian Medina
Históricamente son los verdaderos dueños de estas tierras, por donde tu caminas, por donde yo camino. Nada nos pertenece. Estamos en una casa ajena.
Se ha vociferado tanto en contra, como si se refirieran a una cosa, un objeto. La ignorancia es atrevida, dicen por ahí. Y ojo, no son todos.
Han intentado deshonrar o desconocerlos como aborígenes. Y ellos, por su parte, allí, indefensos que solo quieren vivir bien, sin que nadie los moleste, que los traten con el debido respeto y sí, también son personas, como tú y yo.
Qué te da derecho a ofenderlos, a discriminarlos. Ellos no te quitan nada, solo que, por circunstancias de la vida están en sitios donde intentan sobrevivir ante tanta desidia y pobreza que existe en nuestra nación. Lamentablemente eso nos tocó vivir.
Pero, eso solo se puede entender estando en los zapatos del otro, claro, es fácil hablar cuando comes bien y duermes bien.
El siguiente artículo que sirva para el llamado a la reflexión, a la bondad, el respeto y el sentido de pertenencia. Los waraos estuvieron primeros y hay que tener la más mínima sensibilidad hacia ellos. Insisto, también son personas.
Un usuario dejó ver en las redes sociales sus sentimientos de odio hacia los indígenas waraos que viven en las inmediaciones del paseo malecón Manamo. El comentario sobrepasó los límites. Y si hay justicia, ¿por qué no aplicarla?, y si creen que es exagerado, aquí su post del miércoles 13 de septiembre.
La persona de nombre Charohl Ríos publicó: “por favor díganme que no soy la única que pasa por el paseo y le provoca lanzar una bomba y que acabe con todos los indios”.
Un usuario que luego de expresar sus sentimientos, optó por desentenderse de su cuenta, pero ya fue muy tarde. Lo escrito, escrito está.
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