Fotos: A. P.
La clásica lucha entre el bien y el mal. Entre los panas de lo bueno y los amigos de lo ajeno.
Mientras la gobernación del estado e Indeda se ufanaban de haber colocado un portón nuevo al estadio Isaías “Látigo” Chávez, sede oficial de la Asociación de Beisbol en el Delta, sujetos desconocidos desvalijaban el techo de las gradas del Efraín Zapata, instalación deportiva anexa a la Unidad Educativa Dionisio López Orihuela.

Unos operando según mandato de la conciencia y dictamen del pueblo, otros en función del egoísmo, los vicios y la maldad.
Los dolientes del Efraín Zapata, la escuela de beisbol menor Indios de Tucupita, hacen un llamado a las autoridades para que pongan freno al flagelo.

Deporte deltano de referencia las 2/3 partes del siglo pasado, hasta entrados los 80 y luego uno de los más practicados, lucha por sostenerse erguido, pero como le cuesta.
Sin techo ni cerca, ni baños ni luz ni nada, apenas el terreno de juego, al Efraín Zapata le corresponde seguir de pie, los sueños de la chiquillada no se detienen.