A Lizeta se le escapó, cual guabina, durante años el Poder Judicial. No lograba desde la gobernación deltana alinearlo hasta que por fin, en vísperas de elecciones lo consiguió.
Desde entonces ha procurado tejer una tupida red puertas adentro, conformando la unicidad en el Estado de los cinco poderes: ejecutivo, legislativo, judicial, moral y electoral.
Unicidad orgánica a la que llaman desde el nivel central: un solo gobierno, y que en el Delta tiene una timonel, Lizeta.
El poderoso sector que lo condujo durante años va quedando orillado, teniendo cada vez menos influencia, mientras que el otro sector, en funciones de mando se empodera.
A fuerza de jubilaciones, traslados, vacaciones, etc., va despejando el panorama y asumiendo el control.
Tras años de disputas, haciendo uso de la posibilidad que le brinda tener acceso directo a los medios –lo que está negado a los actores del Poder Judicial-, la mandataria combatió denodadamente a sus rectores defenestrándolos. Luego de que cayera el Rey, ha seguido removiendo sus piezas en una especie de juego de ajedrez encaminado a desplazarlas totalmente.
En un claro mensaje a García, en sus redes sociales escribió:
“Extraordinario encuentro con la Inspectora General de Tribunales del TSJ, Gladys Requena, tratando temas referentes a la labor de la IGT y al plan de difusión que adelantan en todo el territorio nacional, para acercar a los y las justiciables al sistema de justicia. Gracias por recibirme con tanta calidez y afecto, bendiciones.”
Parece que esta pelea, de momento, la va ganando la mandataria. Parece…
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