Estuvo detenido un mes en la temible DIGEPOL por su apoyo a guerrilleros heridos
Los orígenes del Dr. Hernández fueron marcadamente humildes, al extremo, que debió trabajar desde muy niño para aportar al sostén del hogar.
La precariedad de aquel entonces, característica de un país sometido a casi cuatro décadas de dictadura e inmerso en una economía de corte rural, definió para siempre su personalidad, con manifiesta tendencia a favorecer a los más desposeídos.
Esa inclinación, materializada en ejercer su actividad profesional desprovista de intereses materiales, con sus talentos a disposición del prójimo sin recibir nada a cambio, lo condujo a la que pudo ser la encrucijada más difícil de su vida.
Conscientes los órganos de inteligencia policial de que el Delta, fungía como zona de aliviadero para los subversivos de los años 60, descubrieron también que uno de los galenos que acudía a curarlos en sus escondites cada vez que resultaban heridos en combate, era el apacible y amigable Dr. Simplicio.
La asistencia, según cuenta su “compadre” Apolinar Martínez en el libro “Simplicio Hernández, un médico, un pueblo”, trascendía los límites del auxilio clínico, tornándose en proveedor de recursos materiales, medicamentos, curas y lo más importante, “conchas” o escondites, para que pudieran evadir las autoridades.
La anécdota más emblemática la cuenta Armando Salazar, exsubversivo y exgobernador en representación del MAS de la tierra del warao, la cual reprodujimos a continuación, bajo la expresa certeza de que, en caso de estar Apolinar vivo, nos habría autorizado gustosamente.
“Me salvó de la prisión y de la muerte (testimonio de Armando Salazar)”
- Corrían esos tiempos duros de comienzos de los años sesenta, la lucha guerrillera había sido derrotada y solo subsistíamos pequeños grupos, que mas por apego a posiciones que quizás puedan ser consideradas muy radicales o fuera de época, continuábamos en esa lucha que ya no tenia perspectivas.
- Fue en ese entonces cuando surgió la ayuda maravillosa de Simplicio Hernández, con esa sensibilidad que nadie pudo ni podrá negarle, quien se convirtió en el verdadero soporte de aquellos grupos. Por esa razón fue detenido y llevado preso a la DIGEPOL de Maturín, donde lo tuvieron cerca de un mes. Considero que no tomaron mayores medidas contra él, por su condición de Médico, y por el enorme prestigio que mantenía entre la población.
- Apolinar: pero no nos ha dicho como es eso de haberle salvado la vida de la prisión y la muerte.
- En realidad -y se ríe socarronamente Armando- es algo que parece de película.
- Me andaba buscando la DIGEPOL para llevarme prisionero a La Pica, torturarme y desparecerme como era habitual.
- Se me ocurrió meterme intempestivamente en CEMETCA, la clínica del Dr. Hernández y le pedí protección.
- Enterados los cuerpos de seguridad se presentaron a la clínica, con el propio Juez Nemesio Meneses para intentar llevarme de cualquier manera.
- Debo decir, porque así pasó, referir la conducta de los tres médicos: Simplicio Hernández, Edgar Flores y Zenaide Marcano. Se les ocurrió meterme al quirófano y operarme.
- Apolinar: ¿Y te sacaron algo? -pregunto estúpidamente-.
- Los muy “canallas”, claro que me hicieron un breve cortesito, pero le dieron un insulto al juez y a los represores, y claro que me sacaron… de La Pica y quizás de la muerte.
Los partidos de izquierda y COPEI lo apoyaron
Curiosamente, contra quien se enfrentó encarnizadamente, fue con AD, organización política que le habría timado las elecciones a diputado con diferencias que oscilan, según las fuentes consultadas, entre 22 y 179 votos.
Cuatro décadas después, su hija la Dra. Lizeta Hernández, al frente del Ejecutivo estadal, organizó la celebración de los 80 años del “mekoro yakera” (negro bueno) José del Carmen Guerrero Méndez, quien obtuvo el triunfo en aquel proceso, cuyos escrutinios refrendaron históricamente el dicho popular “acta mata voto”.
En esa velada compartieron animadamente “Picho” y Guerrero, quienes jamás dejaron de ser amigos, alcanzando en su momento: la diputación el bolivarense José del Carmen, la senaduría el carabobeño Simplicio y ambos la gobernación.
Meses después falleció Guerrero, inmensamente feliz por ese ultimo encuentro festivo de dos figuras deltanas de corazón, representativas de la democracia.
*Jabajisaba (palabra warao): en contraposición a derecho (el opuesto es matana).
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