En hombros de su pueblo

“Picho” pensaba en grande

El Dr. Simplicio Hernández nos abandonó físicamente a los 91 años luego de una larga y fructífera vida

Como todo gran hombre pensaba en esas dimensiones. Sus proyectos eran de tal magnitud, que abarcaban el orbe.

Partiendo de médico general, surcó en la teoría y en la práctica múltiples especialidades, para convertirse en un personaje de ciencia que curaba cualquier mal con sapiencia, a la par de la Fe que le tenían.

Recién culminados sus estudios de medicina

Tan amplio fue, que confluyeron en él todas las fuerzas, URD, MEP, MAS, PCV y COPEI, menos AD, al que derrotó hurtándole el triunfo, y él en todas, convirtiéndose en eje y referencia del acontecer político deltano.

En su periodo como gobernador, culminó e inauguró la troncal 15, conectándonos vía terrestre con el resto de la nación.

Junto a su sempiterna compañera Doña Lizeta

Pretendía dragar el Orinoco entre Tucupita y Pedernales, para que barcos de gran calado en viajes de ida y vuelta, llevaran y trajeran pescadería y rubros agrícolas, y convirtieran al Estado, en la indiscutible potencia agroalimentaria de Venezuela.

Y desde el Congreso Nacional, del que fuera primer vicepresidente del Senado, propuso a viva voz, sin temor alguno, en plena sesión parlamentaria, cortar la venta de petróleo a los “gringos”. Huelga decir que asustó a media legislatura, acostumbrada como estaba, a vivir bajo la influencia del tiránico rector militar del hemisferio occidental.

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“Se llevan nuestro petróleo a precio regalado, y nos venden a un ojo de la cara los subproductos, no lo podemos permitir”, era parte de su ideario geopolítico y de la actitud reivindicativa que siempre lo acompañó.

Enamorado del búfalo, lo fue multiplicando alcanzando un rebaño decente, seguro que sería el oro negro del futuro.

Proyectando siempre un Delta promisorio

Y en ese pasearse por la existencia diseñando estrategias de magno General, aspiraba que el aceite de palma africana se convirtiera en el motor que catapultara nuestra economía a niveles insospechados, a ras con las primeras del planeta.

Antes de morir, impulsó una nueva canalización, que brindara a la parroquia Juan Millán, en el ámbito del caño Macareo, las condiciones que requería para constituirse en el emporio arrocero del país.

Representando a Venezuela en las Naciones Unidas

Si hubiera podido ejecutar cuanto soñaba, el Delta gobernaría el mundo y sus alrededores.

Continuará…

Felizmente rodeado del mayor de sus tesoros, las hijas
El Contralmirante Hernández Abchi en primer plano acompañandolo en su último recorrido

Texto elaborado con base en apuntes y fotos tomadas del libro: “Simplicio Hernández, un médico, un pueblo”, escrito por Apolinar Martínez.

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