
Al parecer le quedó el dulce sabor en la boca
El más encumbrado de los académicos deltanos, no le teme a las alturas, al contrario, las busca, seguro de poder conquistarlas.
Una que le falta por alcanzar es la cima del Ejecutivo deltano, para la que está preparado. Sería el corolario perfecto de una vida plena de logros en distintos ámbitos.
Postulado por una coalición de partidos en representación de un sector de la oposición, obtuvo una cantidad respetable de votos, que lo coloca en posición salidora, casi en el aparato de partida.

En una época en que la edad es un aval, si por Trump y el papa Francisco nos guiamos, el sempiterno defensor del Esequibo se ve, incluso, en mejor condición que los antes mencionados.
Respetado y siempre propositivo, con la carta de la UNAFRONT entre manos, como realización definitiva de una trayectoria encomiable, le vendría de perlas gobernar el estado.
Fácil de encontrar, lo ubicarán al igual que cada día de los últimos 40 años, en la esquina emblemática de la urbanización La Fundación, diagonal a la casa en que reside el Poder, dispuesto al abordaje.
El Dr. Abraham Gómez, nunca descartable.
