Tanta Fe le tiene al líder político-religioso que supuso que el nombre impreso en la franela lo protegería de todo mal
Esa mañana, cuando escogió la prenda que se pondría antes de ir a rebuscarse de la forma que fuera, decidió usar una franela con la inscripción:
Jesús Hidalgo
Chugaby
Diputado
A.N.C
En su mente retorcida por el hambre, el vicio o la necesidad, creyó que estaría a salvo con ella.
Ni siquiera eligió la que el exlegislador dedicó al Altar a Jehová, evento que ha patrocinado por cerca de 20 años, prefirió la que repartió por miles cuando estaba en la Constituyente.
Craso error, el recién designado presidente del Ajedrez en Delta Amacuro, no apaña ese tipo de acciones ni las tolera, aunque el amigo de lo ajeno luzca su franela.
Sobre las 11:50 am de este domingo, supo que estaba equivocado. Sin saber que lo habían pillado, embelesado con un cable doble de 8 metros blanco y negro, que había cortado de un aire acondicionado colgando de su brazo, vio como del cielo encapotado le caía, no un sendo chaparrón, sino 4 uniformados.
Capturado en flagrancia en el fondo de una residencia en la calle Bolívar, se dio la vuelta para que vieran las 30 letras que, en palabras, hacían referencia a la época en que Hidalgo cautivaba las masas e iba como un bólido hacia la gobernación del estado.
Imaginando que lo perdonarían, tembló de frio al momento de sentir el contacto del metal de las esposas sobre sus dos muñecas, inmovilizándole las manos.
Informado de sus derechos, los mismos que contemplan los artículos: 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y 127 del Código Orgánico Procesal Penal, se le condujo a la comandancia en calle Bolívar, donde lo esperaba, sonriente como siempre, el Com/J SEBIN Ángel Romero, director del órgano de seguridad.
Procedente de Anzoátegui, con residencia en Cocuina, J. J. Bolívar Catamo de 24 años, soltero, de profesión “bribón”, quedó a la orden de la Fiscalía Primera del Ministerio Público.
Post data: A “Chugaby” que nos disculpe, por haber tomado prestado su nombre sin habernos autorizado. Como afirma el Reader’s Digest, “la risa es el mejor remedio”.
