Ronnier José Hernández Moreno de 25 años, apodado el “Moco”, no tiene límites en cuanto a su poder de convencimiento.
Se comportó como una mansa paloma y lo enviaron a la cocina, se disfrazó de noble cordero y lo asignaron al templo; en ambas ocasiones se fugó del Reten.
Este lunes 4 de octubre, en la calle nuevamente, se introdujo en la casa de un pastor evangélico y convenciéndolo de su rectitud de corazón, consiguió abrigo y protección, y temporalmente escondite ante la persecución de que era objeto.
A salvo –supuestamente-, la mañana de este martes 5 de septiembre, fue ubicado en una humilde morada de la comunidad El Cafetal y aprehendido por tercera ocasión, cayendo con él su pastor, aquel a quien convenció de su conversión en criatura angelical y futuro clérigo de corrompidas ovejas.
El apóstol C. J. Guerra, le creyó, a diferencia del sagaz London y del inquieto Juan Rincones, director de la penitenciaria, quienes se juraron a sí mismos, que sería la última vez que le creerían. Por su buena fe, ahora el ministro lo acompañará tras las rejas.
El “Moco”, vuelve a prisión, esta vez con una Mul-T-Lock blindada de alta seguridad sellando la salida y custodios hasta en el techo de la celda.
Dicen que no hay 2 sin 3 y así fue, aunque no le haya funcionado y retorne a su lugar fijo de residencia, del que no podrá salir ni al frente a podar el jardín.
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