Quienes la vieron aquel año en todo su esplendor dicen que lucía insoportablemente bella
Lo más resaltante, por encima de la elegancia y hermosura, fue su buen corazón.
Esposa leal, fiel y consecuente del desaparecido Efraín Medina, obvió seguir participando en concursos de belleza para dedicarse a la familia.
Con cuatro retoños, Eframila, Morela, Miladys y Efraín Jr., dejó una simiente tan noble, amigable, cercana y apreciada, como lo eran su conyugue y ella.
Descendiente de una estirpe reconocida por sus logros y aportes al Delta, fue hija de y madre de, constituyéndose en mujer ejemplar, digna de los apellidos y ejemplo de sus herederos.
Este 15 de noviembre partió a un largo viaje, a unirse a su amor puro y sincero hasta la eternidad.
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