Unas 15 tumbas abiertas ofrecen un espectáculo desolador en el cementerio nuevo de Tucupita.
Sin saber a ciencia cierta si obedecen a prácticas reñidas con la Ley, producto de supersticiones, o a la deficiente construcción, su número crece.
Algunas poseen urnas cerradas en su interior, sin embargo, en otras pueden apreciarse claramente las osamentas.
Se hace un llamado a los familiares a que preserven la dignidad de sus deudos, garantizándoles la desaparición natural, bajo resguardo del cajón mortuorio y la fosa, sin que animales o personas inescrupulosas ultrajen sus restos.
A las autoridades municipales se les agradece tomar cartas en el asunto, formulando las exigencias a que haya lugar.
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