El taxista Diomar José Gómez Zaragoza vivió el peor fin de semana de su vida.
Desde que fuera publicado en Tane tanae y a través de diversas redes sociales, que su vehículo estaba involucrado en la cacería de niños con fines insospechados, perdió el sueño y el apetito.
Conocedor de las posibles consecuencias de un hecho con severas penalidades, acudió rápidamente a los cuerpos de seguridad a desmentir lo ocurrido. De igual forma, visitó los medios de comunicación.
“Me presenté en el Cicpc, le tomaron fotos al carro, realizaron las experticias y constataron que no ha estado involucrado en ningún problema. Fue una falsa alarma”, indicó.

Además, fue al antiguo FAES, hora BTI, también a Politucupita, donde le dijeron lo mismo, no cursa ninguna denuncia en su contra. “Mi carro es un Ford Fiesta negro, no como escribieron que era verde y la placa que publicaron primero, la cambiaron para colocar la de mi vehículo, lo que indica que es falso lo que dijeron. En el Cicpc, se rieron comentando que seguro se trató de un amigo”, aclaró.
“Tengo buenos clientes, gente de respeto y prestigio, y no quiero que, por falsas y mal intencionadas acusaciones, desconfíen o duden de mí. Taxear es mi oficio, lo que me permite mantener mis tres hijos y el vehículo debe permanecer libre de señalamientos o cuestionamientos que me impidan trabajar”, finalizó.
Quien no la debe no la teme y eso fue lo que hizo.