El periodista de sucesos José Gregorio Ruiz, acucioso y perspicaz, indagó hasta encontrar la verdad.
La que fuera una suposición, fue confirmada tras una rigurosa pesquisa digna de un experimentado investigador, el microchip les fue colocado en la cárcel de máxima seguridad de Trinidad y Tobago, conocida popularmente como La Máxima.
Según información recabada por el cronista: “En La Máxima de la vecina nación les implantan los microchip para reconocerlos inmediatamente a través de dispositivos electrónicos portados por el personal de guardia, también para controlar sus desplazamientos en el área del penal”.
La tecnología permite a las personas portar aparatos que sirven de identificadores y que registran algunos datos de sus actividades (https://www.menshealth.com / tecnología / humanos).
“Danny Bermúdez Bermúdez de 18 años y Jonathan Miguel Cedeño de 21, perdieron la vida al enfrentarse con una comisión de la policía científica. Extraoficialmente se conoció que las dos personas fallecidas en el enfrentamiento tendrían un microchip insertado bajo la piel. Los microchip llevan un número de identificación que permite localizar, a través de una base de datos, toda la información relativa a quien lo posee (José G. Ruiz)”.
A la sorpresa del primer momento, le siguió la búsqueda de una explicación lógica y coherente, apuntando a la posibilidad de que tuviese que ver con su pasado delictivo. Fue allí donde Ruiz comenzó la pesquisa que condujo al esclarecimiento del misterio.
Reportero gráfico de la vieja escuela devenido en periodista de sucesos, no se quedó con la duda descifrando el jeroglífico en tiempo récord.
Más sabe el viejo por zorro…
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