La jefa de la Zona Educativa 9, Florvidia Laya, parece aplaudir el reencuentro

Milagro en Viernes de Concilio: Lizeta y Yelitza, justo al lado

El acontecimiento político más esperado del lado que fuera en Delta Amacuro, gobierno u oposición, cuando menos se esperaba, ocurrió.

Luego de aproximadamente una década de tensión y fractura casi total, sin vasos comunicantes ni acercamientos, el pasado viernes 31M, en el marco de una visita oficial de la titular del ME, por fin se juntaron.

Plomo verbal, guerra de micrófonos, zancadillas, informes de todo tipo y tenor, señalamientos a nivel central y coletazos en Delta Amacuro, fueron la norma.

Viernes de concilio: Preparación litúrgica para vivir la Semana Santa, que se inicia con la celebración del Domingo de Ramos.

No hubo tregua ni paz, el avance de una significaba el retroceso de la otra y viceversa. Vivian y morían tratando de arrebatase los activos, llámense talento humano o fichas políticas.

No es que haya sido una restauración completa de relaciones, es más bien, la instalación de un hilo telefónico, la línea roja de otrora en tiempos de la Guerra Fría entre la URSS y EEUU. Algo es algo.

¿Cuánto se pudo hacer de manera conjunta, cuando ambas gobernaban en la mitad del oriente, Monagas y Delta Amacuro? Es cierto que cada una por su lado hizo mucho, sin embargo, hubo proyectos de interés y magnitud interestatal que pudieron salir adelante.

El Viernes de Concilio recuerda el sufrimiento que acompañó a María durante la muerte de su hijo.

Que nadie se haga ilusiones, luego del 2024, el PSUV dirimirá las candidaturas a gobernación y entonces habrá bronca de la buena.

El cambio está y quiera Dios que así sea, en que hay de nuevo comunicación, aunque sea única y exclusivamente a través del hilo rojo.

Para finalizar, cabe preguntarse: ¿Juntas pero no revueltas? Pronto se verá.

El Viernes de Concilio abarca todos los dolores de la Madre durante su vida. Los siete dolores.

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