El chofer de un carga pesada manifestó haber sido víctima de atropello por parte de funcionarios apostados a la entrada de Tucupita
Los ojos rojizos e hinchados, luego de 5 días al frente del volante de una gandola, recorriendo media Venezuela, fueron el motivo para que una funcionaria de la GNB, le manifestara a Orlando Silva que parecía estar drogado.
“Salí el lunes a las 12:00 del mediodía del estado Aragua, con esa carga, y llegué a Barcelona a las 11:30 de la noche a la cola del gasoil y logré echar gasoil fue anoche, entonces uno por el tipo de carga que trae, en las colas tiene que estar pendiente de que no le vayan a sacar mercancía, sabes como son los curiosos, por no llamarlos de otra manera. Ayer en la noche fue que pude echar combustible y me vine esta mañana a Tucupita, a las 5 am, no se puede salir más temprano por la delincuencia. Vine por las alcabalas normal sellando mi guía SADA, sin problemas, hasta que llegué al cierre y la funcionaria me preguntó si estaba “endrogao”, yo le respondí que era un abuso de su parte”, indicó.
En la misma línea expresó, “le dijeron a un guardia que estaba con ropa deportiva, que se uniformara porque yo estaba detenido, así sin más”.
Fue solo el comienzo, a partir de ese momento, bajo el argumento de que tenía el permiso sanitario vencido, fue conducido al destacamento 611 en la carretera nacional, donde se le impuso de la supuesta detención, procediendo a retratar al conductor y el camión, cual si fuera una reseña.
Finalmente, el procedimiento no prosperó y tras una hora de vicisitudes, en la que logró comunicarse con el propietario del transporte, fue liberado.
“Tengo 51 años, soy caraqueño y vivo en Aragua, hace 30 años que conduzco vehículos de carga pesada y nunca me ocurrió nada igual. Hay una alcabala antes del cierre, en Barrancas, allí me dieron agua y café, fueron muy amables conmigo”, dijo.
“Cargamos el CLAP por todo el país. Deben respetarnos un poquito, tratamos de sobrevivir y en vez de colaborar nos obstaculizan, lo único que hacemos es ganarnos decentemente el pan nuestro de cada día, hasta enfermos nos toca trabajar sin nadie que nos auxilie a lo largo del camino, por eso nos sentimos irrespetados al ser tratados de esa manera”, señaló.
Repleto de azúcar, pudo por fin, descargar y prepararse para viajar nuevamente rumbo a Puerto Ordaz, estado Bolívar, en horas de la madrugada.
Una destacada profesional del Derecho, al ser consultada, explicó: “el permiso sanitario vencido únicamente amerita una multa, no la retención del vehículo, menos aún bajo esas circunstancias. En ese caso en particular, el procedimiento ejecutado no aplica”.
Esas y otras razones, según una reconocida empresaria y dirigente gremial, pudieran pesar en cuanto a la negativa de los transportistas en venir a la capital deltana, algo que, en modo alguno, debe ocurrir.
Desde esta humilde tribuna agradecemos a las autoridades contribuir a evitarlo.