El candidato a las primarias de la oposición en representación de Primero Justicia, Henrique Capriles Radonsky, visitó este jueves 10 de agosto la ciudad de Tucupita.
Sin poderlo confirmar, se dice que hubo un intento fallido de obstaculizar su ingreso, apostando varios vehículos y personas en los límites del estado Delta Amacuro, específicamente en la redoma de la Virgen del Valle.
Su entrada se produjo de forma casi clandestina, sin darse a ver, como un ciudadano más, lo que facilitó que circulara libremente.
En horas del mediodía, hizo acto de presencia en las instalaciones de Morexys Glamour, antiguo Laredo Grill, con motivo de la Asamblea de Ciudadanos convocada por la tolda aurinegra.
Lo precedieron Tomas Guanipa, reconocido dirigente nacional, Rachid Yasbek, presidente de PJ Bolívar y Beatriz Martínez, presidenta nacional de PJ, quienes fueron inusualmente cortos en sus discursos.

Sin pérdida de tiempo arrancó Capriles, quien en las primeras de cambio soltó cual evangelizador su mantra “unidad y voto, o nos unimos o nos hundimos, y nosotros no nos vamos a hundir”, el mismo con el que terminaría.
En una alocución breve, enérgica y enfocada, muy a su estilo señaló “La verdad verdadera es que la gente no habla de elecciones, está pendiente de resolver sus problemas económicos. Lamentablemente en este país no hay quien defienda a los pobres”.
Prosiguió entonces, sin perder la línea discursiva con “El camino para derrotar al gobierno son las elecciones, los que queremos cambios somos mayoría, tenemos que organizarnos y lograr ese cambio a través del voto”.
Sin que se lo expresaran, adelantándose, respondió a la pregunta inevitable, aquella que todos quieren hacerle: ¿de que sirve que sea candidato, si está inhabilitado? A lo que dijo de forma indirecta, en referencia a lo que supuestamente ocurrirá: “lo que puedo decirles es que si gano, en 2024 la oposición tendrá un candidato o una candidata”.
Según el excandidato presidencial, lo único que conseguirá la oposición si no logra ponerse de acuerdo, es regalarle seis años más al gobierno.

“Después del 22 de octubre debe haber uno solo, es nuestro compromiso” manifestó. Luego, como si presagiara lo que iba a ocurrir, salió como un rayo evadiendo nuevamente los obstáculos para subir al vehículo e irse.
Su presencia ante la militancia, los representantes de varias organizaciones políticas y los simpatizantes duró una hora escasa, sin embargo, político al fin, a esos 60 pírricos minutos y a lo que sucedió a la salida, le sacó más provecho publicitario que si hubiese ido a la ONU.
La culpa la tiene quien le puso el garrote en la mano, él simplemente lo aprovechó.

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