Las imágenes hablan por sí solas, muestran un liderazgo en ascenso.
Las conexiones a esos niveles no son espontaneas, casuales ni se dan con facilidad, obedecen a lógicas que escapan a los planos medios y bajos de las organizaciones políticas.
Una foto con Maduro es un espaldarazo puertas adentro y un mensaje a quienes lo observan puertas afuera. Hablando claro, alentar a Galíndez, es exigir respeto hacia él.
Si hacemos transferencia de hechos, la afinidad entre Galíndez y Francisco Martínez, juega a favor de este último.
Añadamos a la ecuación la cercanía a Héctor Rodríguez y el muchacho de casa tendrá una doble protección o un Santo muy bueno que le va abriendo caminos.
Entendiendo que la política tiene un calendario, actividades programadas y fechas de carácter constitucional inamovibles, el trabajo del escalador, de quien pretender asumir roles y posiciones, debe ser lento y sostenido. En pocas palabras, no cabe adelantarse, menos aún atrasarse.
Lo que sí cabe y de eso parece saber Francisco, es aparecer en la foto, como los caballos de fuste en la gráfica que refrenda el triunfo de un ejemplar y su stud en La Rinconada.
En términos sencillos, Francisco es un prospecto de postín, que defiende los colores del haras del Psuv y en las imágenes finales se rodea de Héctor, Galíndez y hasta Maduro.
Que nos perdone la analogía con el caballo, lo cierto es que un potro bien posicionado en las apuestas es.
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