Machís centró de lujo para gol en derrota de Granada ante Huesca 3 por 2

Enrique López | Granada Hoy

Diego Martínez lleva vendiendo desde su llegada que no piensa más allá del siguiente partido que tiene que afrontar su equipo. Pero realmente no es así. No hay más que comprobar la alineación que puso en liza ante el colista Huesca, con jugadores pocos acostumbrados a jugar juntos. Eso, en Copa del Rey y ante rivales inferiores puede, y de hecho, ha dado resultado. Pero LaLiga Santander es muy distinta. En la máxima categoría, a la mínima que se le pierde el respeto al rival te tiran a la lona. En tierras oscenses, el técnico gallego quiso confiar en una segunda unidad que no respondió como se esperaba. El Granada CF cayó por 3-2 ante una escuadra que se está jugando la permanencia y que puso más intensidad en el verde.

El tener una cita tan importante como la vuelta de los dieciseisavos de la Europa League el próximo jueves hizo que el preparador no se lo pensara dos veces y diera descanso a los titulares. Y la jugada pareció salirle bien pues en su primer acercamiento al área oscense, Domingos Quina adelantó a los rojiblancos (8’). El centrocampista luso, muy dinámico en los primeros minutos, se sacó un zapatazo con la derecha a la escuadra de Álvaro que sorprendió a todos.

Desequilibrio en banda

Pero lo que parecía que iba a poner nervioso al rival y a dotar de mayor confianza a los nazaríes se tradujo, desde entonces, en un dominio constante de los de Pacheta. Los visitantes querían presionar la salida de balón del Huesca pero tras superar la primera línea, jugaron con cierta comodidad. Pese a no renunciar al ataque, únicamente por banda izquierda se tuvo algo de peligro. Foulquier, que jugó por delante de Víctor Díaz, estaba más pendiente de Javi Galán que de hacer trabajar defensivamente al lateral azulgrana, por lo que el desequilibrio en bandas fue notable. Tampoco Vico estuvo acertado, dejando muy solo a Antonio Puertas en punta de ataque.

Poco a poco, los aragoneses fueron metiendo al Granada CF en su propio campo y tras fallar un penalti Rafa Mir pasado el cuarto de hora cometido por Rui Silva sobre Escriche en una horrorosa salida por alto, el tanto del empate pasada la media hora cambió por completo el choque. Fue por medio de una jugada de fortuna con un doble remate mordido de los locales, el segundo de Escriche, que botó delante de Silva que no pudo hacer nada para evitar la igualada.

Se hacía justicia a lo que se estaba viendo en el césped pero fueron dos acciones a balón parado lo que provocó la ira del técnico gallego con sus jugadores. Dos saques de esquina en los que la zaga no estuvo acertada y que pusieron con ventaja en el marcador a los oscenses. El primero llegó con una prolongación de Mikel Rico al primera palo que remató Pulido al segundo tras ganarle la posición a Eteki. El segundo se ejecutó en corto y el centro lo introdujo en propia puerta Foulquier, que reclamó falta de Rafa Mir en el forcejeo.

Doble cambio

Con 3-1 –de nuevo tres goles encajados– se llegó al descanso y la sensación de que había que hacer mover piezas ante el colista para, al menos, intentar meterse en el partido. Y desde el banquillo se tomaron decisiones. El míster vigués dejó en el vestuario a Foulquier y Fede Vico para dar entrada a Machís y Jorge Molina. Los cambios le dieron otra cara al juego nazarí. Se jugó más en campo contrario, también porque el Huesca dio un paso atrás para pertrecharse con el objetivo de defender su renta.

La entrada de Machís fue determinante y un centro suyo lo remató con valentía Soro antes de la hora de partido. Se consiguió el objetivo de meterse en el partido sin embargo, no se tuvo continuidad para poner nervioso a un conjunto con una mala situación en la tabla clasificatoria. El recuerdo del choque de la primera vuelta en Los Cármenes en el que se logró empatar in extremis rondó El Alcoraz pero el Huesca supo frenar la mayor ambición rojiblanca para dormir el choque y tratar de asustar a la contra.

Malas noticias

La lesión de Yangel Herrera, el agotamiento físico de Quina y el excesivo juego directo visitante facilitó la defensa a los de Pacheta, que bien ordenados atrás no sufrieron en exceso en la recta final. La rigurosa expulsión de Germán en el descuento, cuando actuaba de ariete, fue el epílogo de un partido que hay que olvidar cuanto antes y que trae además consecuencias negativas como la lesión de Yangel y el no poder contar ante el Elche con Germán.

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