Luis Eduardo Martínez: Juntos por Venezuela

La pasada semana recibí del liderazgo de Fedecámaras el “Programa de Vacunación COVID19” que se propone para los trabajadores y sus familias de las muchas empresas afiliadas a la institución. Minutos después consigné los documentos que me fueron entregados en la secretaria de la Asamblea Nacional en la seguridad que evaluaremos prontamente y con el mayor interés lo planteado.

El programa contempla la adquisición de seis millones de dosis para vacunar a tres millones de venezolanos sin costo alguno para los beneficiarios y su implementación debe gestionarse con el Ejecutivo Nacional a quien correspondería la selección y autorización de las vacunas a importar; tratamiento de urgencia en las aduanas; una política arancelaria y tributaria excepcional para los ítems involucrados; apoyo de las fuerzas de seguridad del Estado para el traslado y custodia de las vacunas, así como facilitar el suministro de combustible y la emisión de salvoconductos para el personal involucrado. Obligante es que el Ministerio para la Salud realice el monitoreo y acompañamiento del programa en todas sus fases.

La propuesta de Fedecámaras es una buena muestra de responsabilidad social que aplaudimos y reconocemos; también los es de los avances del diálogo por la reconciliación y la paz que adelanta desde su misma instalación el parlamento venezolano.

Al margen de los francotiradores que disparan desde varios flancos en procura de torpedear el necesario entendimiento, cada día son más los convencidos que los odios y la confrontación nada dejan por lo que tras años de enfrentamientos se impone esforzarnos juntos por Venezuela, y dentro de esos más el empresariado privado se han convertido en vanguardia, sin temores ni mezquindades.

Ellos y yo y tantos tenemos visiones radicalmente diferentes de quienes un día arribaron al gobierno por voluntad de millones de connacionales, que por cierto no la mía que dejé el alma en derrotarles en esas lejanas elecciones de 1998, pero comprendemos que la solución a los grandes problemas que nos afectan, el primero la pandemia, demanda cohabitar que no es una herejía y si no que lo digan los franceses que le dieron connotación política a la palabra en los tiempos de François Mitterrand y Jacques Chirac.

A la par de enfrentar la pandemia, urgente es recuperar la economía, posible solo con el sector público de la mano del privado si bien es cierto que es también requerimiento básico la estabilidad política.

Aunque para algunos suene herejía, más temprano que tarde, este gobierno o el que lo suceda, debe empeñarse en la liberalización económica promoviendo las mejores prácticas mundiales en sectores claves como el del petróleo, gas, minería, agropecuario y turismo, las finanzas y la gestión macroeconómica.

En la construcción de una nueva Venezuela el espíritu empresarial privado y la innovación, que no debe dejarse de lado, serán clave junto a la reforma de la gobernanza.

Es largo el camino por recorrer y en nuestro caso apenas nos alistamos para iniciarlo. De mis estudios en China recuerdo un viejo proverbio: «En un viaje de cien kilómetros, 90 no es más que la mitad”. ¿Qué esperamos entonces para comenzar?

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