Los deltanos son excelentes fotógrafos por naturaleza, basta con mirar alrededor para encontrarse con decenas de imágenes dignas de ser eternizadas.

Nuestros ojos observan belleza virgen y por tanto, la reflejan. Luego, como algo razonable, cámara en mano la atrapan e inmortalizan.

Es lo que le pasa al joven Luis Brito de 25 años: “aprendí a tomarle cariño a la fotografía y a pesar de que no soy profesional, seguiré adelante cultivando un arte que me transmite paz”.

Tímidamente se acercó a la sala de redacción de Tane Tanae, para mostrarnos un verdadero catalogo en su teléfono. Le pedimos que escogiera pocas y eso fue lo que hizo.

Nosotros entonces seleccionamos y las redujimos a las cuatro de este reportaje, esperando que sean de su agrado.
“Esta es mi pasión” concluyó Luis al despedirse.
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