Recordar es vivir es una frase archiconocida, aunque los recuerdos traigan consigo el aroma de la muerte.
Tres femicidios conmocionaron al colectivo deltano entre 2019 y 2022, sin ser nunca esclarecidos.
El de mayor repercusión fue, sin duda alguna, el de la Dra. Elina Cotúa, cuyos restos mortales fueron hallados en el sector campesino los Cañitos de Guasina, el 1 de octubre de 2019.
Los brazos de la Dra. Cotúa de 70 años, exhibían varios cortes, ilustrando que batalló con sus agresores. El vehículo Spark de color gris en que ejercía de taxista ocasional, se ubicó cerca totalmente desmantelado.
De allí, sin conocer todavía la identidad de la víctima, bajo la presunción de que fuera una indigente, ante el avanzado estado de descomposición de su humanidad, se la depositó de forma inmisericorde en la capilla del camposanto nuevo de Tucupita.
En una coincidencia propicia y triste a la vez, personas que iban en un cortejo fúnebre percibieron el hedor y llamaron a un órgano de seguridad, que la arrastró a otro sector del cementerio, hasta que la familia alertada, se acercó y la reconoció.
Un episodio triste para alguien que dio tanto al Delta y el inicio de un escándalo que arrojó muchas críticas a un órgano de investigación.
Aun cuando se detuvieron dos personas, nunca se llegó a demostrar fehacientemente su participación, quedando pendiente entre los casos por resolver.
El domingo 7 de febrero de 2022, a orillas del paseo malecón Manamo, fue descubierto el cuerpo inerte de Irma García de 37 años, madre de 7 hijos, dama warao originaria del municipio Pedernales, presentando heridas contundentes en la cabeza, producto de una piedra con la cual fue golpeada hasta morir. Mostraba indicios de haber sido abusada sexualmente.
Por último, el 4 de octubre del mismo año, tras varios días desaparecida, “la dama de los cabellos bellos” como fuera bautizada mientras se precisaba su identidad, se encontró semisumergida en un caño cercano al lugar en que se la viera por última vez, un punto de control militar en el cruce -coincidente con el crimen de la Dra. Cotúa- a los Cañitos de Guasina.
La joven respondía al nombre de Luciana Moreno Morillo, tenia 18 años y estaba embarazada. La causa extraoficial fue un fuerte golpe en la cabeza, atribuido en principio a un culatazo, algo que no se demostró o por lo menos no se hizo público, habida cuenta que no se conocieron los avances de las investigaciones. La chica de hermosa cabellera, también era warao.
A 18 meses del último femicidio, los tres hechos reposan debidamente sustentados en el lote de los expedientes sin cerrar, quien sabe si sumergidos en nubes de polvo o sepultados por los que se le fueron acumulando encima, en espera de que un golpe de suerte o alguien a quien le gusten los retos difíciles, le ponga un poquito de empeño y descubra los homicidas.
Irma García vino de Pedernales a Tucupita a buscar la muerte (+fotos)
Fue ultrajada y golpeada hasta morir dama warao hallada en Guasina
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