Casi puede decirse, cual si estuviéramos en misa: Juntos como hermanos, miembros de una alianza, vamos caminando a las elecciones primarias…
Lo más seguro es que haya sido una orden de arriba. Lo cierto es que la cumplieron.
Con escozor, piquiña, sarpullido o patulequera, fueron. Como irían el presidente Maduro y Diosdado juntos a un evento electoral, aunque los riñones estuvieran a punto de desprenderse de tantos golpes bajos.
Por algo escogieron una candidata llamada María Corina y decidieron cohabitar bajo el mismo techo. Por algo, si de una telenovela se tratara, la llamarían “Los Machado”.
Quizá después de la foto se separaron, pero al menos dieron fe de la intención de, con miras a un objetivo común, agruparse.
Es curioso, que luego de tantos años dividiéndose, esparciéndose, desperdigándose, fragmentándose, debilitándose, no hayan aprendido la lección. A pesar de llamarse a sí mismos doctores, magister, licenciados.
Es una clase magistral que se les ha atragantado al ser tentados desde la acera de enfrente, por una potente serpiente más poderosa que aquella que disolvió el paraíso de Adán y Eva, lanzándolos a las fauces de la mundanidad.
Una mapanare cuya única arma fue “inflar” el ego a unos cuantos, volviendo trizas cualquier intento de avanzar tomados de la mano.
En vísperas de unas primarias que quien sabe si lleguen a realizarse, este viernes decidieron juntarse para la gráfica; quiera Dios que no sea solo una pose y hayan dado el primer paso hacia lo que un gran sector opositor les reclama: unidad, unidad, unidad.
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