Así le dicen en Tucupita, a alguien que se encuentra en medio de dos opciones y debe escoger una para avanzar.
Con enormes deseos de gobernar el estado, los acontecimientos recientes se la han puesto más enredada que un kilo de estopa.
Esperando el visto bueno de la rectora del Poder Ejecutivo, le llegó inesperadamente la propuesta de la Ministra y no sabe para dónde agarrar.
Si le dice que si a una, le coge ojeriza la otra. Si le dice que si a las dos, se le pueden quemar los dos conejos. Y si agarra por la calle del medio, corre el riesgo de quedarse sin el chivo y sin el mecate.
Ni toda su experiencia –y sapiencia- política, de las más aquilatadas, copiosas y respetables en su tierra natal, le sirve de mucho en estos casos.
Mientan que la clavellinera la invitó a dar un paso adelante, juran que a la fenicia le dio un bajón de tensión; afirman que Tamaronis vio bajar a la propia María Lionza y le pidió un soplo de inspiración y el código o la señal del camino a tomar, todo eso cuentan, sin que nadie sepa a ciencia cierta cuál es la verdad.
En medio de tanta rumorología, chisme y estropicio, la alcaldesa tuvo un atisbo de clarividencia, pensó en aquello que siempre ha añorado, en su larga y vasta trayectoria en el ruedo público, en la gente que siempre la ha acompañado, y se dijo a si misma: pa´lante es pa´lla, empezando la caminata rumbo a la esquina de calle Bolívar, sin mirar hacia atrás.
Que sea lo que Dios quiera, a pesar de estar entre Guara y Macareo, la campaña de Loa comenzó.